Xalapa.- En medio de una oleada de delitos en la ciudad, el Gobernador del estado y el Alcalde de Xalapa se han enfrascado en un guerra de declaraciones y exigencias que han dejado a los ciudadanos en el fuego cruzado.

La falta de recursos para el pago de fondos federales pendientes con los Ayuntamientos enfrenta a los presidentes municipales con el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.

El antes callado alcalde priista Américo Zúñiga Martínez comenzó una guerra de declaraciones en la que los más perjudicados son los ciudadanos que ven a Xalapa sin obras, sin inversión, sin empleos y ahora con una ola de violencia que ha llevado al Gobierno a ofrecer recompensas económicas para atrapar a quienes han asolado a los negocios.

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El alcalde tampoco ha sido eficiente en lograr el arribo de elementos de la Gendarmería Nacional a la ciudad, a pesar de que el Gobernador había dicho que en enero llegarían elementos.

Por el contrario, pareciera que al político xalapeño lo único que le importa es hacerse notar mediante presión con el nuevo Gobernador, pero a cambio ha logrado su animadversión y ha dejado de manifiesto su nula capacidad para trabajar en equipo.

Atrás quedó el discurso que intentaba ganarse la simpatía del Gobernador y ahora el priista ha amenazado con tomar el Palacio de Gobierno si el Ejecutivo no paga los recursos federales, lo que ha sido criticado por el mandatario estatal.

Yunes Linares ha respondido a la ofensiva con palabras más fuertes y ha dejado entrever que si los alcaldes quieren reunirse con la secretaria de Finanzas y Planeación, Clementina Guerrero García, deben “pedirle permiso”, pues tiene cosas más importantes que hacer.

El pleito no es menor, si se toma en cuenta que la pasada administración del ahora prófugo Javier Duarte de Ochoa se llevó 3 mil 500 millones de pesos de los ayuntamientos.

Entonces, el presidente municipal de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, confiaba en el Gobernador y no quiso apoyar acciones en contra de su Gobierno para demandar los recursos.

No obstante, dos días antes de la huida del prófugo, el joven priista decidió denunciar penalmente a la administración, ahora sí demandando el pago de recursos federales.

Mientras tanto, Xalapa transita entre la estridencia y el desconcierto gracias a la incapacidad de su alcalde, Américo Zúñiga Martínez.

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