Desmenuzar la historia de la fotografía en Costa Rica y cómo incursionaron las mujeres en este campo son algunas de las temáticas que serán abordadas en las charlas que impartirán las artistas e investigadoras visuales costarricenses Sussy Vargas y Adela Marín, en colaboración con el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).

El conversatorio Una mirada a la fotografía en Costa Rica, que se realizará los jueves 19 y 26 de mayo a las 17:00 horas, estará moderado por la artista visual, investigadora, docente y subdirectora de Investigación del Cenidiap, Marie-Christine Camus Joly, y se transmitirá a través de redes sociales del Inbal (/INBAmx) y del Cenidiap (/Cenidiap.INBAL), en el marco de la estrategia “Contigo en la distancia” de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.

En la plática Antecedentes históricos y el papel de las mujeres en la fotografía en Costa Rica, Vargas recordará que en su país natal la fotografía tuvo un desarrollo más lento que en América Latina y especialmente en el Istmo centroamericano, que también comprende a Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá.

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Refiere que las condiciones histórico-políticas han permitido que las mujeres se profesionalicen e integren en la fotografía documental, publicitaria y artística, sobre todo a partir de la década de setenta del siglo pasado, con lo cual han logrado un acercamiento a diversas temáticas y preocupaciones estéticas.

Por su parte, Marín, con la ponencia Autobiografía, memoria y cuerpo. Conversando sobre procesos personales, continuará el recuento del papel de las mujeres en la fotografía costarricense y hablará acerca de su quehacer en el que, desde inicios de los años noventa, ha explorado creativamente temas vinculados al cuerpo, la autorreferencia y la memoria desde diferentes expresiones.

También compartirá, mediante su trabajo, su manera de concebir al cuerpo –particularmente el suyo– como un ente que posibilita el entendimiento del mundo, la transgresión y la identidad. Marín establece al cuerpo como un contenedor de la experiencia colectiva y de lo autobiográfico. De manera recíproca, lo personal se convierte en un asunto grupal y la creación desde lo autorreferencial puede constituir un indicio o un síntoma de un conjunto social. En este sentido, su obra puede ser una expresión propia o un acto político desde su papel femenino dentro de la sociedad.

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