Barón Negro es un grupo que nace con el objetivo de establecer un laboratorio escénico en donde el cuerpo sea el elemento narrativo que le da sustento a la dramaturgia, creada o seleccionada para compartir su visión desde lo personal, como individuos y artistas, así lo define María Fernanda Monroy Gómez, directora del grupo.

“Nuestra esencia es el trabajo corporal. Los gestos, las formas y los ritmos son los protagonistas de la escena, de ahí parte todo. Luego es encontrar el punto correcto y exacto con la palabra, textos que inspiren y que detonen la obra para crear nuestra propia versión de los hechos. Los montajes son minimalistas, por ello la presentación depende de lo que exprese nuestro cuerpo”, explica la artista.

Barón Negro Laboratorio Escénico crea sus propios argumentos y adaptaciones a partir de cuentos, fragmentos de novelas o temas que les resulten interesantes, inspiradores y que puedan llevar a escena.

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Recuerda el actor y dramaturgo Carlos Casas, otro integrante del grupo, que, en sus inicios, abordaban de manera constante el tema de la muerte, lo que les pareció mítico e interesante exponer “siento que esa etapa nos ayudó a identificar un lenguaje del que nos fuimos apropiando”.

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Fernanda concuerda en que al menos cuatro de los montajes iniciales estuvieron basados en cuentos de Edgar Allan Poe escritor y poeta estadounidense, un clásico en el género gótico y de terror “por ello coincido en que también haber empezado con ese autor definió el actuar, el pensar y el trabajar de Barón, que, si bien ha evolucionado la forma, es eso, parte de la raíz de la agrupación”.

Entre sus trabajos se destacan El pozo y el péndulo, obra con la que iniciaron como Barón Negro gracias al estímulo APOYARTE 2008 en Querétaro; La Estación, proyecto de danza-clown; Edi y Rudy, de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio; La Máquina de los Sueños, también ganadora de APOYARTE 2010, basada en El Cuervo, de Edgar Allan Poe; Penitentes, de Elio Palencia; El Sistema del Dr. Tarr y del Prof. Fether, basada en el cuento homónimo de Edgar Allan Poe y ganadora de PECDA 2013; Tierra de Nadie, El Último Viaje de Jacinto y Juego de Niños, tres obras de Carlos Casa donde se exploró el manejo de marionetas, títeres y objetos, y Hikari: una poderosa máquina de velocidad, de Ana Lucía Ramírez; El Silencio de los Viajeros y,una adaptación de La Escuela de las Mujeres, de Moliére: Escuela de Mujeres.

Fernanda comenta que su más trabajo más reciente es Phantasmagoria, la cual obtuvo el beneficio de APOYARTE 2020 en su versión de cortometraje. Es un montaje basado en Pedro Páramo, de Juan Rulfo, inicialmente propuesto como espectáculo escénico, pero debido a la contingencia sanitaria, solo pudo realizarse un cortometraje de 10 minutos.

“Está sobre la mesa hacer una segunda versión con el posible título de Comala. Es un nombre tentativo, lo que es seguro es que daremos continuidad a la investigación de Pedro Páramo nuevamente tocando el tema de la muerte, del recuerdo, de la reminiscencia y la esencia. En eso trabajaremos para poder estrenar rumbo a fin de año”, adelanta Fernanda Monroy.

Carlos Casas precisa que su trabajo consiste también en dar forma y coherencia a los textos e ir creando escenas con la aportación de todos los involucrados en cada proyecto, “muchas veces agarramos un texto ya escrito para adaptarlo a nuestros tiempos, a lo que pensamos y sentimos, sobre todo porque ya son textos de otros siglos”.

María Fernanda Monroy y Carlos Casas mantienen presencia en la escena queretana desde hace 14 años, tiempo en el que han participado también con diversas compañías, en el entendido que el intercambio permite nuevos y mayores aprendizajes, pero manteniendo a Barón Negro Laboratorio Escénico con la esencia que nació.

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