Por primera vez desde la Guerra Civil el museo del Prado echa el cierre por la crisis del coronavirus. Y no solo esa venerable institución, según ha anunciado en la tarde del miércoles el Ministerio de Cultura, todos los centros dependientes de este clausuran “hasta nuevo aviso”. Eso incluye el Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza, el Arqueológico, el de Antropología, la Filmoteca Española o el museo Cerralbo. La medida entra en vigor mañana jueves 12. Desde mañana tampoco abrirán edificios de Patrimonio Nacional como el Palacio Real de Madrid o el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Otros de los centros afectados por la clausura son el Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo de América, el del Romanticismo, el del Traje, el Sorolla y el centro Tabacalera. También suspende su actividad abierta al público el Centro de Conservación y Restauración de Filmoteca Española y los dos archivos de titularidad estatal ubicados en la Comunidad de Madrid: el Archivo Histórico Nacional y el Archivo Gener al de la Administración, que se encuentra en la localidad de Alcalá de Henares.

Es la noticia que ha coronado un día sin precedentes: teatros cerrados, museos medio vacíos, silencio en las salas de conciertos. Es la imagen de un Madrid insólito, sin apenas actividad cultural. Ya desde la semana pasada se venía registrando una notable reducción de afluencia de público en los espacios de ocio, pero las restricciones impuestas por el Gobierno español en las zonas consideradas de alta transmisión (Comunidad de Madrid, Vitoria, La Rioja y Labastida) han dado la puntilla. La imagen se está empezando a reproducir también en Cataluña, donde la Generalitat ha decidido este miércoles implantar por su cuenta las mismas medidas que las decretadas por el Gobierno español para los focos de mayor riesgo. Esto es: prohibido cualquier evento de más de 1.000 personas y reducción de aforo a un tercio en el resto.

Anuncios

Con un mensaje de “Cierre al público” en su web, la Biblioteca Nacional de España ha anunciado este miércoles, como otras instituciones públicas culturales, que “para garantizar la salud de sus usuarios”, a partir del jueves 12 de marzo cierra “temporalmente sus servicios presenciales y las actividades culturales hasta nuevo aviso”, según el comunicado de la BNE. Esta clausura afecta a “todas las salas de consulta para investigadores, las de exposiciones y los diversos actos culturales”, apuntan desde la BNE. Entre las actividades afectadas inmediatas destaca la gran exposición prevista sobre Miguel Delibes, en el centenario de su nacimiento, que iba a presentarse el jueves, 19 de marzo y que por tanto queda aplazada. Lo único accesible son los servicios que “puedan ser realizados de forma virtual”.

En cuanto a los edificios de Patrimonio Nacional, los cerrados son el Palacio Real de Madrid, el Palacio Real de Aranjuez, el palacio de El Pardo, el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, el monasterio de las Descalzas, el monasterio de la Encarnación, así como el Valle de los Caídos. Permanecerán abiertos los jardines de Aranjuez, el Campo del Moro, El Escorial y los jardines de El Pardo. La RAE también han suspedido el trabajo directo de los académicos en el pleno y las comisiones, que se sustituirá por la asignación de encargos y tareas específicos.

El goteo de cancelaciones de estrenos, presentaciones de libros o recitales ha sido continuo durante el día, mientras las diferentes asociaciones del sector se reunían para evaluar el impacto económico de la crisis. Los recintos de titularidad pública fueron los primeros en aplicar las restricciones. Si el martes el Ayuntamiento de Madrid decretó el cierre de todos sus teatros y centros de ocio aunque no superaran el tope de 1.000 localidades (Español, Fernán Gomez, Matadero), este miércoles han hecho lo mismo la Comunidad de Madrid (Teatros del Canal, Abadía, Corral de Comedias de Alcalá de Henares, Real Coliseo Carlos III y Auditorio de San Lorenzo de El Escorial), el Teatro Nacional de Cataluña y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música con todos sus recintos escénicos (María Guerrero, Zarzuela, Comedia, Valle-Inclán, Auditorio Nacional de Música). También se han suspendido las actividades en todos los espacios públicos de Vitoria, como el Teatro Principal de la ciudad, La Rioja y Labastida.

El Liceo de Barcelona sí rebasa el tope de 1.000 localidades y ha cancelado el estreno mundial de Lohengrin, de Wagner, previsto para el próximo miércoles 17, pero el Teatro Real de Madrid no ha comunicado todavía si anula el de Aquiles en Esciros el martes.

Antes de que se decretara definitivamente su cierre, los Teatros del Canal habían improvisado un mecanismo de urgencia para la función Curva España en su Sala Negra, con capacidad para 200 espectadores: se dio paso a los primeros 66 y al resto se les devolvió el importe de las entradas. No hubo protestas, todo el mundo se hizo cargo de la situación. Este miércoles ha optado por una solución curiosa: representar a puerta cerrada el espectáculo Le Mobile, programado dentro del festival para niños Teatralia, para ofrecerlo en streaming.

Los espacios privados, por su parte, intentan sobrevivir manteniendo al menos un mínimo de actividad. La Federación de Exhibidores de Cine (Fece) ha emitido este miércoles un comunicado para informar de que “las salas de Madrid, La Rioja y Álava seguirán abiertas al público, con un aforo limitado de un tercio del total de cada una de las salas, hasta el 25 de marzo”. El documento hace referencia también a la otra medida anunciada ayer por el Ministerio de Sanidad: “Las salas con un aforo superior a 1.000 butacas deberán suspender su actividad durante este periodo, tal como han indicado las autoridades sanitarias, aunque solo afecta a dos salas de las tres provincias afectadas”. Se refiere a sendas salas del cine Capitol y del Callao. Fece aclara también que “de manera voluntaria, se fomentará el espaciado horario de las sesiones y la distancia de seguridad recomendada de los espectadores dentro de la sala”. Poco antes, Yelmo, una de las principales cadenas del país, anunció que sus cines permanecerán abiertos con aforo reducido y que se bloquearán “automáticamente filas y butacas alternas para garantizar una separación mínima entre los espectadores que quieran seguir disfrutando de las proyecciones de cine”. Fuera de los focos de riesgo, las proyecciones se mantienen con normalidad, según Fece. Las distribuidoras de cine independiente ya han reaccionado y están aplazando sus estrenos. Es el caso de Arab blues, que se estrenaba en abril y ha pasado al 22 mayo. Lo mismo ha pasado con Todo pasa en Tel Aviv, que se iba a estrenar este mismo viernes. O películas con fechas de salida más lejanas -en dos o tres semanas- que se han quedado en el aire.

Los teatros privados han tenido que ir improvisando criterios para aplicar las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias. La asociación que agrupa a los empresarios de Madrid se ha reunido esta tarde para “establecer protocolos comunes y estudiar qué medidas se pueden ir organizando para contrarrestar las grandes pérdidas que se esperan”, según su presidente, Jesús Cimarro.

Los grandes musicales, que generalmente se representan en recintos de más de 1.000 localidades, se están suspendiendo progresivamente: están confirmadas ya las cancelaciones de El rey León, Anastasia, Ghost, Billy Elliot, La jaula de las locas y La Cubana. En Bilbao se ha pospuesto el estreno de El guardaespaldas para la temporada que viene.

Entre los teatros de mediano formato, el Pavón Kamikaze, por ejemplo, ha suspendido las funciones en su ambigú, pues la reducción de butacas implicaría hacer las representaciones para treinta personas, pero mantiene las de la obra que se estrena este jueves, Traición, reduciendo el aforo. Es un trabajo que hay que hacer espectador por espectador, ofreciendo cambios de fecha a los que tienen compradas localidades para los días en los que se haya superado el tope permitido. “Entre el escenario de irresponsabilidad de hacer como que no está sucediendo nada y los fundamentalismos de tragedia, esta decisión es un punto medio. Hay que intentar asumir lo que ocurre ahora y ser respetuoso con las directrices, y cada ciudadano es libre si quiere o no venir al teatro”, señaló ayer Israel Elejalde, uno de los responsables del Pavón Kamikaze y director de Traición, durante la presentación del estreno. “Esto es una catástrofe para el teatro privado”, lamentó el también director Miguel del Arco.

La mayoría de los teatros privados de mediano formato están haciendo lo mismo que el Pavón Kamikaze, como La Latina o el Bellas Artes en Madrid o la sala Beckett de Barcelona, pero los de pequeño formato lo tienen más difícil: la reducción de aforo implica un patio de butacas muy mermado, por lo que no compensa seguir adelante con las representaciones. En el Teatro del Barrio de Madrid, por ejemplo, Guillem Cluà ha aplazado el estreno de su obra Calma!: “Solo podrían entrar en la sala 43 personas. Es insostenible, no podemos permitirnos pagar a los técnicos”, explicó Albà. Otros espacios pequeños como la sala Mirador de Madrid y el Tantarantana de Barcelona han suspendido directamente todas sus actividades.

Preocupación en los festivales de música

El mundo de la música intenta recomponerse para poder celebrar los muchos conciertos que se están suspendiendo. El sector más preocupado es el de los festivales. Mientras a nivel internacional ya se han anunciado aplazamientos sonoros como el de Coachella (de abril a octubre), en España se llama a la calma. Aunque ya hay afectados. Iruña Rock (con La Polla Records, El Drogas o Kase O), que tenía fechas del 19 al 21 de marzo, ha anunciado que se aplaza. Todavía no se ha encontrado nueva fecha. El multitudinario Viña Rock tiene fijado su inicio el 30 de abril en Villarrobledo (Albacete). De momento se mantiene.

Arenal Sound, BBK Live, FIB o Sonar “trabajan con normalidad y mantienen su calendario”. Más sencillo es reprogramar conciertos individuales. ¿Qué pasa con los que han comprado una entrada, por ejemplo, para el recital que iba a ofrecer Amaral en el WiZink Center de Madrid el sábado 21? Sirve para la nueva fecha (el 14 de septiembre) o se devuelve el dinero, de cuya gestión informarán en las próximas horas. El otro grupo que rock español que tenía previsto actuar en el mismo recinto, Tequila, pasa su espectáculo al 23 de septiembre.

Los promotores musicales se temen que en Madrid (la zona más afectada por el coronavirus) la prohibición se pueda extender hasta abril. Por ejemplo, se ha suspendido el recital del 3 de abril en el Wizink Center de Pablo Alborán, Prometo solidario, para recaudar fondos para la lucha contra el cáncer. Todavía no se ha decidido la nueva fecha. Hay espectáculos que, directamente, se han cancelado, como La Noche de Cadena 100, que era el 28 de marzo en el WiZink Center, con la presencia de David Bisbal, Dani Martín o Pablo López. Los organizadores anuncian que el proceso de devolución se realizará en las próximas horas. Piden que los afectados estén pendientes de las redes sociales de Cadena 100.

Algunas salas de conciertos de la capital, aunque no exceden el aforo de 1.000 personas (el límite para prohibir que ha puesto el Ministerio de Sanidad), también han tomado medidas. Moby Dick, por ejemplo, ha aplazado la cita del 12 de marzo con Rubén Pozo y El Lichis.

Las suspensiones no solo afectan a la capital. Los madrileños Izal han pasado el recital del 14 de marzo en el BEC de Bilbao al 6 de junio en el mismo recinto. La fórmula es la misma que para los conciertos pospuestos: las entradas sirven para el nuevo concierto y, en caso de no asistencia, se devolverá el dinero. ¿Hasta cuándo se puede asegurar que un concierto ya programado se va a celebrar? Seguramente, mayo es el mes de la esperanza. Un dato: el grupo Cupido, que estaba anunciado el 12 de marzo en La Riviera, pasa al 20 de mayo en el mismo local. El sector cruza los dedos.

Publicidad