Anthony Bourdain fue algo más que un chef de alta cocina y una estrella de rock de la cadena global CNN. Además de ello, este hombre de silueta larguirucha y voz estentórea se convirtió en un cronista formidable del drama de la inmigración y un declarado amante de México.

En uno de sus más entrañables blogs dedicados a este país, titulado Bajo el volcán –un guiño a la obra literaria de Malcolm Lowry–, Bourdain se preguntaba porqué los gringos amaban la comida mexicana, el tequila, la música de mariachi y sus drogas. Sin embargo, algunos eran incapaces de amar a los inmigrantes mexicanos.

“Entonces, ¿por qué no amamos a México? Nos encogemos de hombros ante lo que sucede al otro lado de la frontera. Tal vez porque estamos avergonzados, porque México, después de todo, siempre ha estado ahí para ayudarnos a satisfacer nuestras más oscuras necesidades y deseos.”x

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Estas eran las reflexiones de Bourdain, un trotamundos que se volvió un gringo excepcional y se liberó de sus prejuicios.

Cuando Morgan Neville comenzó a hacer un documental sobre el difunto chef y presentador de televisión Anthony Bourdain, una de las primeras cosas que hizo fue repasar todas las canciones a las que éste había hecho referencia. Compiló una lista de 18 horas y media y la llamó Tony.

Neville, el director del retrato de Fred Rogers Won’t You Be My Neighbor?” (”¿Quieres ser mi vecino?”) y el documental ganador del Óscar A 20 pasos de la fama estaba decidido a acercarse a Bourdain a través de un prisma diferente al de su muerte. La música era sólo una pequeña parte, pero fue el comienzo para hacer de Roadrunner: A Film About Anthony Bourdain, una celebración de su vida, no una investigación forense o un panegírico.

Torrente de emoción

Era el otoño de 2019 cuando Neville empezó. La muerte de Bourdain, quien se quitó la vida en junio de 2018, aún estaba fresca. Para muchos, todavía lo está. Roadrunner… se estrenó el fin de semana en el Festival de Cine de Tribeca, días después del tercer aniversario del deceso. Sólo el debut del tráiler provocó un torrente de emoción y millones de vistas en cuestión de días, una rareza para un documental que muestra cuántos siguen llorando la pérdida de la estrella del rock.

“He llegado a pensar en filmes como un acto de terapia para el público”, aseguró Neville en una entrevista. “Creo que para quienes son admiradores de Tony, como yo, sólo hay un enorme signo de interrogación sobre su vida debido a su muerte. ¿Cómo podría haberse suicidado? Es algo con lo que la gente todavía está lidiando”.

Roadrunner…, que Focus Features estrenará en cines el 16 de julio en Estados Unidos, intenta responder esa pregunta con un retrato más completo de Bourdain. Ofrece una nueva perspectiva y contexto a su fin siguiendo el arco de su vida o, más específicamente, su segunda vida. Después de años de trabajar como chef en Nueva York, su libro Kitchen Confidential (que narra los secretos sucios de la industria restaurantera), que lo hizo famoso, bien podría estar por allí. Lo catapultó a la fama en la mediana edad. En Parts Unknown y otros programas de viajes lejanos, que presentaban no sólo alimentos autóctonos, sino un amplio espectro de cultura, historia y pasiones compartidas, se volvió un ícono televisivo poco probable e inusualmente auténtico.

Cuando fue hallado muerto a los 61 años en un cuarto de hotel en Estrasburgo, Francia, fue impactante porque pocos parecían más sedientos por la vida, o más apreciadores de lo que vale la pena saborear, que él. Neville pasó los primeros meses de producción sin siquiera ocuparse del capítulo final de Bourdain. Cuando finalmente lo abordó, no encontró respuestas fáciles.

“El modo en que llegué a pensar en ello es ‘Tony era un buscador por excelencia y un investigador’”, aseguró el realizador. “Pero realmente si se está siempre buscando y curioso, entonces puede perderse. Él tenía un tatuaje que se hizo tarde en la vida que decía en griego: ‘No estoy seguro de nada’. Eso suena muy zen, pero también es un poco triste. Si en verdad no está seguro de nada y siempre está en busca de algo, significa que deja todo atrás en cada momento. Creo que para él, ese desarraigo en última instancia lo desconectó de las cosas de las que debería estar seguro, como el amor de las personas que lo rodeaban”.

Neville considera que las entrevistas para esta película fueron las más difíciles que jamás haya hecho. Muchos de los allegados a Bourdain hablaron por primera vez sobre su muerte.

“Había una sensación de trauma grupal con el que la gente sigue lidiando”, señaló Neville. Entre esos entrevistados estuvieron la ex esposa de Bourdain, Ottavia Busia; sus amigos chefs Éric Ripert y David Chang; los productores de televisión Lydia Tenaglia y Christopher Collins, y los músicos John Lurie y Josh Homme. Este último, de la banda de rock Queens of the Stone Age, grabó una canción para la cinta.

Hay imágenes de Parts Unknown, incluyendo tomas descartadas y videos de las historias de Instagram de Bourdain, que fueron una pequeña ventana a su turbulento último año. Neville no habló con algunas figuras claves de esa época, como el director de fotografía Zach Zamboni, a quien el chef despidió en ese periodo oscuro, y la cineasta italiana Asia Argento, cuya escandalosa relación de dos años para muchos incidió de algún modo en su muerte.

Neville estaba más decidido a centrarse en las decisiones que tomó el presentador y en el viaje que lo llevó a su trágico final.

“Cuando me senté por primera vez con las personas cercanas a él –su gerente y sus socios de producción– empecé a despotricar sobre por qué era un defensor de la cultura y qué nos conecta”, sostuvo el director. “Respondieron: ‘Sí, eso es cierto, pero también era un chico inmaduro de 15 años’. Pensé, ‘está bien, eso es interesante’. Se convirtió en el punto crucial de la realización de la película: reconciliar a alguien que era tan perspicaz, pero también tan ciego para algunas cosas”.

Bourdain era parte de la industria de entretenimiento, pero a la vez un raro y valioso ejemplo de una estrella que sabía de qué lado estaba: con los oprimidos, solidarizándose con los de abajo, dándole voz a la gente común. Alguien que aprovechándose de sus privilegios, pero sin fijarse en sus intereses más inmediatos, se deleitaba en fustigar la hipocresía de los de arriba. Defendía a los trabajadores de las cocinas, en su mayoría migrantes latinos. Desmitificaba al Medio Oriente. Si alguien no leía, por ejemplo, a Robert Fisk, era su oportunidad de entender mejor a la región.

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