Revivir las circunstancias de los refugiados, aquellos expulsados de sus hogares por un conflicto bélico cuya única esperanza reside en la generosidad del anfitrión, puede ser una forma oportuna de valorar los privilegios diarios y revisar algunos de nuestros supuestos vitales.

En los últimos veinte años, un asunto de tal relevancia ha entrado en el radar del cómic, adoptando el formato periodístico o de crónica para retratar la guerra o describir el éxodo. Ahí están El fotógrafo de Didier Lefèvre o cualquiera de las obras gráficas de Joe Sacco para corroborarlo. 

Te puede interesar: ‘La amabilidad de los extraños’: cuento de Navidad en verano

Anuncios

En esta ocasión son los refugiados sirios quienes captan la atención del reportero gráfico Olivier Kluger. En la colorista y afilada obra llamada Escapar de la guerra y de las olas disecciona la tragedia vital sin dejar espacio para la imaginación. Fueron necesarios tres años de escucha activa en lugares inhóspitos, armado de cuaderno de campo y lápiz, para siluetear con precisión no solo las estancias y archiperres, sino las penurias y ambiciones de seres humanos ignorados cuyas miradas se agarran a nuestra retina para no marcharse nunca. Pasados unos instantes aflora en nosotros, incómoda e inevitable, la sensación espinosa provocada por el confort cotidiano.

Más allá de la componente emocional de este tipo de cómics, la propuesta del autor alemán seduce por el magnetismo de su dibujos, meticulosos, cargados de intención, casi fotográficos. Y a la vez dotados de un movimiento interno que transforma el relato dibujado en una suerte de pieza documental. 

Ilustraciones con vida propia narran desde cada esquina los pormenores de aquellas entrevistas. Se palpa la energía que rezuman los mas jóvenes, contagiados de su esperanza por encontrar una vida mejor. Pero nos deja boquiabiertos la espontaneidad, con palabras a veces ásperas, desesperanzadas, que manan con voz baja desde el interior de familias azotadas por el infortunio. 

¿Qué hacer ante tal ataque de sinceridad? Una cosa seguro: recordarles para evitar el olvido. La propuesta de Olivier Kluger colabora para que permanezcan en nuestra memoria. Así será.

Publicidad