El regreso a la presencialidad en la edición 35 de la FIL Guadalajara luego que en 2020 se realizó en formato totalmente en línea, trajo resultados contrastantes, pues a decir del presidente de la feria, Raúl Padilla, se dieron cita 251 mil 900 personas debido a las restricciones por la pandemia de Covid-19 contra las 828 mil 266 personas que asistieron en 2019, pero a cambio las editoriales reportaron más ventas.

“En el último dato que tenemos es de un corte a la mitad de la feria (el miércoles pasado), las editoriales informaron que en promedio en esa primera mitad vendieron entre el 50 y 70 por ciento más de lo que vendieron contra la feria de 2019”, dijo.

Al presentar el balance de los nueve días de la FIL, su directora Marisol Schulz afirmó que se realizaron 2 mil 649 pruebas aleatorias entre los asistentes para detectar eventuales casos de Covid-19, todas las cuales tuvieron resultados negativos.

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Lo mismo ocurrió con muchos de los invitados por la feria, quienes para regresar a sus países se sometieron 56 de ellos a pruebas PCR y 72 a la de antígenos, por igual con resultados negativos.

En general las restricciones hicieron disminuir prácticamente todos los rubros comparados con 2019, incluyendo el económico en el cual Padilla admitió que existió un déficit de al menos 18 millones de pesos, a pesar que el costo de esta edición fue de 105 millones 900 mil pesos, muy por debajo de los 140 millones que se erogaron en 2019.

“Esta feria estaba tan consolidada que en los últimos años daba remanentes entre los 12 y 18 millones de pesos de utilidades, que se utilizaban para apoyar programas culturales de la Universidad de Guadalajara (organizadora de la feria) y de la misma FIL, una serie de gastos que se cubren con esos excedentes. Confío que este déficit de unos 18 millones lo vamos a poder abatir con el flujo de la siguiente o las siguientes dos ferias”, agregó Padilla.

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Sin embargo el presidente de la FIL evitó referirse al déficit de casi 25 millones de pesos del año pasado, por lo cual entre 2020 y 2021 la feria acumularía un balance en contra de 43 millones de pesos.

La derrama económica este año, según datos que ofreció a la FIL la Oficina de Visitantes y Convenciones de Guadalajara, fue de alrededor de 700 millones de pesos.

Disminuyó el número de editoriales que acudieron, 2 mil 417 contra mil 223 de 2019; en profesionales del libro que en 2019 fueron 18 mil 906 y esta ocasión 3 mil 278, en agentes literarios bajó a 35 luego de haber tenido 287 hace dos años, al igual que en medios de comunicación (525 contra 273) o representantes de prensa acreditados (3 mil 383 contra mil 423).

De los rubros más golpeados por las restricciones impuestas fueron las presentaciones de libros que disminuyeron de 639 a 450, los foros literarios de 253 a 127, las actividades musicales de 121 a 97, las actividades para profesionales o especializadas que bajaron de 217 a 81 y los patrocinadores que disminuyeron de 60 a 49.

Durante la rueda de prensa, Padilla defendió a la FIL de los señalamientos respecto a que se ha convertido en un foro neoliberal por el perfil ideológico de muchos de sus invitados, al señalar que “esta feria es volteriana” en el sentido de que se da cabida a todas las expresiones ideológicas.

“Cada que venía (Carlos) Monsiváis nos preguntaban que por qué lo invitábamos, luego a Miguel Ángel Granados Chapa porque decían que es enemigo del gobierno. Pero no era nuestro problema. Nos decían de Vicente Rojo, que por qué (Paco Ignacio) Taibo II ya que él no habla de literatura pero decíamos que él tiene algo que decir. Ahora como que los que irritan al poder son otros, no tenemos la culpa, invitamos a todas las corrientes del pensamiento, invitamos a muchos que si aceptan o no ya no es nuestro problema”, dijo.

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