Pese a los recortes presupuestales, la Fundación Elena Poniatowska Amor A. C. continuará con sus actividades, aunque la falta de recursos ha limitado la realización de algunos programas. 

―Pero el peligro de cerrar sus puertas aún está lejos ―afirma su director Felipe Haro―. Sí tenemos un problema de presupuesto. Es muy difícil poder acceder a recursos para hacer todas las cosas que queremos, ciertamente. No es que estemos en peligro de cerrar, porque queremos seguir trabajando. La sociedad y los grupos empresariales nos apoyan, sin embargo. Porque al hacerlo apoyan los legados tanto de Elena la escritora (Premio Cervantes) como de Guillermo Haro el científico (Premio Lomonosov). Ambos tienen una calidad medida como profesionales y activistas sociales. 

En entrevista con Notimex, precisa que para realizar actividades la Fundación también obtiene algunos donativos, así como dinero del propio pecunio de la escritora. Por su parte, el gobierno capitalino ha apoyado con 400 mil pesos, de un total de un millón de pesos anuales comprometidos desde un principio: 

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―Hemos hecho mucho ―dice Felipe Haro, hijo de la escritora y del científico―. Tan sólo de aquí a diciembre tenemos un promedio de entre 45 a 50 actividades, casi una diaria (y la repercusión es muy alta), como apoyo a comunidades marginadas, a personas con capacidades diferentes, a personas en reclusorios, a artistas callejeros. Además, hay corresponsales extranjeros que han utilizado el archivo de la Fundación. El trabajo habla por sí mismo… 

De igual manera, menciona que también trabajan en generar sus propios recursos. Asimismo, cuentan con el apoyo de otras instancias o empresas como el de la Cantina del León de Oro, que se encuentra a un costado de la institución: 

―Se preguntarán por qué nos apoya una cantina. Pues porque nosotros, como Fundación, en la calle de José Martí [cerca de la estación del Metro Patriotismo en la Ciudad de México], hemos bajado el nivel de delincuencia. En todos los lugares donde se crea un espacio cultural los niveles delictivos bajan y el desarrollo de la colonia sube.      

Visitantes y visitas

Para llevar a cabo todas las actividades “resulta necesario contar con 420 mil pesos mensuales”, que “es un poco más de lo que recibe un senador”: 

―Solo con ocho personas, hemos hecho bastantes cosas. Nos gustaría crear un fideicomiso para sobrevivir, y ya estamos trabajando en ello. Pero con todos los cambios políticos, en los cuales estamos de acuerdo en algunas cosas y en otras no, ha sido difícil poder avanzar. Lo ideal sería una manera mixta para poder trabajar conjuntamente: sociedad, industria, gobierno y empresarios. 

La Fundación surge para mantener el archivo y la biblioteca de Elena Poniatowska y de Guillermo Haro en el país: 

―A nosotros nos han ofrecido varias veces venderlo, pero hemos decidido que la columna vertebral es el archivo: fotografías, películas, audio y todo lo bibliográfico de Elena. Creemos que un país culto, leído, es un país libre. Y un país mejor. 

Entre sus diversas actividades, el pasado 23 de septiembre la Fundación abrió una biblioteca en la Penitenciaría de Tepepan: 

―La Fundación es una casa abierta a la cultura. Es un poco como el legado que dejó Carlos Monsiváis con el Museo del Estanquillo. Lo que queremos hacer es que cada vez más nos convirtamos en un referente cultural. Porque con la cultura se cambian los referentes. Como lo ha dicho Elena: no existe una prensa fifí, sino una prensa trabajadora; no existe un pueblo fifí, sino un pueblo trabajador, donde a algunos les va bien y a otros les va menos bien, económicamente hablando, pero no quiere decir que sean unos menos que otros. 

Recientemente, la Fundación inauguró la exposición “Los rieles de la memoria: 60 aniversario del Movimiento Ferrocarrilero”, que estará abierta del 23 al 31 de octubre en sus instalaciones. 

―La Fundación va a seguir mientras todos queramos que siga ―recalca Felipe Haro. 

La institución ha recibido de junio (cuando le proporcionaron sus instalaciones) a diciembre pasado a cerca de ocho mil personas, y en redes sociales, dice Felipe Haro, registra una visita de 40 mil personas semanalmente.

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