Tras el éxito de “Los días perfectos”, novela que ha sido traducida a 10 idiomas, Jacobo Bergareche regresa con “Las despedidas”, una nueva historia donde la frustración y la culpa son sentimientos contra los que lucha Diego, un personaje que se convierte en un “Homero” del siglo XXI.

Bergareche (Londres, 1976) se ha convertido en uno de esos autores cuyos lectores esperan con ansía su nuevo libro porque se trata de una suerte de gurú que, en cada una de sus historias, aborda temas actuales como el de la necesidad de salir de la “burbuja” con el único objetivo de ser feliz.

“La verdad -dice a EFE en una entrevista- es que mis personajes son gente que en un momento dado no se conforman y, tanto Diego como Luis (el personaje de la anterior novela), no se quieren quedar encerrados en su burbuja, así que yo diría que sí, que son personajes que están buscando algo, que no se han rendido del todo”.

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Y eso es lo que sucede en “Las despedidas” (Libros del Asteroide), una trama donde Diego, un empresario de éxito, se encuentra con la mujer que años atrás no sólo le ayudó a salir de un bache emocional, sino que le abrió las puertas de un amor salvaje nunca antes conocido con su pareja. Una historia donde las idas y venidas sentimentales se convierten en un baile en el que el lector se siente parte.

Pero Bergareche es un especialista en no ponérselo fácil a sus creaciones, así que en “Las despedidas” enfrenta a Diego a reflexionar sobre la paternidad, porque éste se enfrentará de bruces a una disyuntiva: qué significa ser padre, ya que este encuentro fortuito trae más sorpresas.

Y en medio de este cruce de sensaciones a flor de piel está Claudia, la mujer de Diego, una persona cuyas prioridades harán que el lector cambie su posición en cuanto a esta relación según avanza la trama. Aunque también se trata de un personaje con el que el autor saca a la luz otra marca de la casa: la relación entre parejas y cómo la infidelidad no siempre es algo negativo cuando de lo que se trata es de dejar volar las pasiones.

“Creo que hay que ir sin bandera, sin activismos y sin saber muy bien a lo que vas. El problema de la pasión y del fin de la pasión es enorme. Y no, no, yo no tengo respuestas, pero lo trato y lo expongo y luego muchas veces las respuestas vienen de los propios lectores cuando lo leen”, ha añadido.

Con una idea que abraza toda la obra, “las despedidas deben ser cortas”, Bergareche afirma que a él el decir adiós le sumerge en un “estado de angustia”, de “ufff, ya me voy a ir, se va a ir, nos vamos a ir, esto se va a acabar”.

Y en cuanto a la amistad, otra de las grandes temáticas de su bibliografía, este amante de la buena mesa no duda en mostrar en estas páginas la figura del amigo de toda la vida y del “neoamigo”, ese al que despedir “duele menos”.

“Esto tiene que ver -agrega- con la burbuja de nuestra clase social, de nuestra ideología, de nuestras aficiones y los amigos. Ahí, claro, entran muy fácilmente, pero también salen muy fácilmente porque no cambian las estructuras de tu vida ni en lugar de encuentro. Los neoamigos no duelen tanto porque realmente no cambian las estructuras tu vida”.

Sin tener claro si sus personajes son héroes o no, Bergareche sí que afirma que lo que Diego hace no “todo el mundo lo haría”, y si alguien tiene duda que lea “Las despedidas” y sólo así podrá saber si la culpa puede más que la necesidad de guiarte por la pasión. 

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