La lectura en menores es importante porque les permite entender al otro, “ponerse en sus zapatos”, pero también por su simple disfrute, aseguró el escritor peruano Santiago Roncagliolo (Lima, 1975).

En entrevista con Notimex, el autor aseguró que disfrutar de la lectura y de la reflexión, y estimular la imaginación, son actividades que pueden crear un ambiente propicio para desarrollar la capacidad de elegir los valores que se quieren incluir en la vida.

Durante su visita a México para participar en el Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil (Cilelij) aclaró, sin embargo, que no debe limitarse a una serie de valores, porque también es importante el disfrute que da a niños y jóvenes.

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“La literatura para niños y jóvenes te hace ponerte en los zapatos de los personajes distintos de tu vida, te da la oportunidad de ser capaz de entender cómo se sienten otras personas”, subrayó el escritor de obras infantiles y ganador del Premio Alfaguara.

También autor de una trilogía de novelas sin ficción sobre el siglo XX latinoamericano, destacó la importancia de enseñar a los pequeños a entender a los demás, a ponerse en su lugar, y los libros son cruciales en ese proceso en el mundo actual, aseguró.

Sobre el auge que vive actualmente la literatura latinoamericana, dijo que la diferencia con el “boom” latinoamericano es que hay más lectores, aunque debería ser todavía un número mayor, y eso es como “combustible” para los escritores.

Lo anterior, porque significa un incentivo saber que hay alguien afuera con ganas de conocer lo que los autores hacen, completó el autor de novelas como “Óscar y las mujeres” (2013) y “La pena máxima” (2014).

A lo anterior se suma que se haya vuelto una normalidad que haya más países con escritores que tienen reconocimiento internacional, que hacen literatura más experimental, historias de zombis, románticas o de tema paranormal.

“Es decir, se va creando un mundo en el que si eres un lector mexicano o latinoamericano, argentino, peruano, etcétera, tienes muchos autores de tu país que puedes escoger para conocer tu nación o la región latinoamericana”, puntualizó.

El también guionista, traductor y periodista reconoció que en esta proliferación también influyen los medios de comunicación, sobre todo los escritos o la radio, y resaltó la labor de las pequeñas editoriales como verdaderos agitadores culturales.

Precisó que lo anterior sucede porque lo que publican lo ponen en las mesas de discusión, buscan la prensa, mientras que las grandes empresas “recogen lo que ya está funcionando”.

Sobre la importancia de que se lleven a cabo foros de discusión en intercambio de ideas como el Cilelij, realizado en la Ciudad de México del 15 al 17 de noviembre, aseguró que son vitales porque son como torrentes de ideas, de temas que otras personas llevan a cabo.

“Encuentras gente con sensibilidades similares a la tuya o completamente diferentes y al debatir con ellos, te genera aprendizaje”, ganas de escribir y de leer, resaltó.

Autor también de la obra “La pena máxima” (Alfaguara, 2014) un thriller que combina fútbol y política, destacó que México es un país con una creatividad espectacular, mezcla de culturas importantes, una cultura originaria al lado del caos político.

Bajo este contexto, resaltó que “México es también animador, todo lo que es un caos político obliga a reorganizarlo y genera creatividad, y nunca te deja indiferente, además que cuenta con una industria mediática y cultural” superior a la de los países de iberoamérica.

El ganador más joven del Premio Alfaguara de Novela por “Abril Rojo” (2006), aseveró en que este país es el sitio más estimulante para la cultura en general, es mucho más abierto y dinámico incluso que España, que pasa por una depresión y una problemática como toda Europa.

Santiago Roncagliolo nació en la capital peruana y apenas con dos años su familia tuvo que emigrar a México, aunque después regresaría al país andino, donde publicó sus primeras novelas infantiles y su primera obra de teatro: “Tu amigos nunca te harían daño”, representada en muchos países.

En el 2000 se trasladó a Madrid y de ahí a Barcelona, donde actualmente reside. Desde su llegada a España ha trabajado como guionista, traductor y periodista, al tiempo que ha obtenido un amplio éxito con sus novelas.

Es autor de libros infantiles como “Rugor, el dragón enamorado” (1999), “La guerra de Mostark” (2000) o “Matías y los imposibles” (2006). Otras obras suyas son “El príncipe de los caimanes” (2002) y “Crecer es un oficio triste” (2003).

Ha traducido obras de Genet, Gide o Theroux entre otros. En 2013 ganó también el premio de novela infantil Barco de Vapor con “El gran escape” (2013).

Notimex

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