Su nombre se ha hecho esperar porque antes, como dictan las normas, había que anunciárselo al propio galardonado. “He hablado con Mario Vargas Llosa para comunicárselo –ha compartido entonces España Suárez, presidenta de la Fundación Francisco Umbral – y he notado que se ponía muy contento porque eso se nota en el timbre de la voz”. Dotado con un premio de 12.000 euros, el escritor peruano, que ha obtenido este galardón por su última novela Tiempos recios (Alfagura), se ha mostrado «contentísimo y emocionado por la alta calidad del premio, así como por el homenaje y el cariño a Francisco Umbral».

“Creemos que este libro está en sintonía con La fiesta del Chivo –ha explicado el presidente del jurado del premio, Manuel Llorente-. Está en esa investigación histórica, en esa alternancia entre la vida privada y la política y hay un nexo de unión con ese libro. Creemos que ha regresado a uno de los escenarios donde Vargas Llosa está más cómodo”.

Ambientada en la Guatemala de 1954, donde el golpe militar perpetrado por Carlos Castillo Armas, y auspiciado por Estados Unidos a través de la CIA, derroca el gobierno de Jacobo Árbenz, Vargas Llosa investiga en Tiempos Recios este acto violento detrás del cual se encuentra una mentira que pasó por verdad y que cambió el devenir de América Latina: la acusación por parte del gobierno de Eisenhower de que Árbenz alentaba la entrada del comunismo soviético en el continente. «Tiempos recios -escribió el crítico de El Cultural, Santos Sanz Villanueva, en su crítica del libro– devuelve a un narrador con brío y a un intelectual ejemplarmente comprometido con la gran causa humana de la justicia y la libertad».

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En este sentido, según explicaba el propio Vargas Llosa durante la presentación de su obra en Madrid: “Mi novela retrata una América Latina odiosa y detestable, la de los dictadores y la violencia política, la cara más retrógrada que afortunadamente ya va quedando atrás. Ese mundo era muy atractivo para la literatura pero terrible para vivir, pues  la libertad sólo existía en los emblemas y sobre el papel”.

Compuesto por Carlos Aganzo, Juan Cruz, César Antonio Molina, Fanny Rubio, Santos Sanz Villanueva y Fernando R. Lafuente, además del propio Llorente, el jurado ha comunicado que, más allá de la presencia del propio Vargas Llosa, la decisión ha sido discutida. No ha sido por mayoría absoluta y han tenido que realizar varias votaciones. “Todos los años tenemos una amena y no brutal pero sí competida discusión porque tenemos la suerte de que la creación literaria española e iberoamericana vuelve a tomar un notable pulso”, ha señalado Lafuente antes de recordar que “si se dice que el ADN de un editor es su catálogo, el ADN de un premio son sus premiados”.

Nombres como Manuel Longares (2011), Luis Mateo Díez (2012), Rafael Chirbes (2013),  J.J. Armas Marcelo (2014), José Manuel Caballero Bonald (2015), Fernando Aramburu (2016) o Santos Juliá (2017) conforman esta lista en la que desde hoy, Vargas Llosa, forma parte también. El último en obtener el premio antes que él, fue Antonio Soler por su novela Sur. 

“No es nada habitual, cuando se ha obtenido un Nobel, volver a estar en primera línea. Hay muy pocos casos, como Thomas Mann. En el caso de Mario Vargas Llosa, retomar el pulso como lo hace aquí tiene un mérito especial si lo comparamos con ejemplos semejantes”, ha subrayado Lafuente.

La presentación del premiado ha coincidido con el anuncio del traslado de la sede de la Cátedra Vargas Llosa a la Fundación José Ortega y Gasset – Gregorio Marañón, donde se ha celebrado el acto del premio. La Fundación Francisco Umbral nació el 12 de enero de 2009 con el objetivo de promocionar la obra literaria y periodística de Francisco Umbral, profundizando en su estudio y sirviendo al fomento de la cultura literaria y al periodismo en todo el mundo de habla hispana.

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