“Es algo que les demandamos constantemente a Europa y Estados Unidos, pero aquí lo estamos haciendo”, ha dicho el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, este martes por la tarde durante la entrega de 37 piezas arqueológicas a su par peruano, Gustavo Meza-Cuadra. Los objetos, que comprenden diversos períodos históricos desde el año 200 hasta bien entrada la colonia española, fueron devueltos a Perú tras varios análisis realizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México sobre piezas decomisadas y entregadas voluntariamente a las autoridades del país norteamericano.

La entrega se realizó en el marco de una reunión entre ambos cancilleres, destinada a estrechar sus relaciones bilaterales, y casualmente coincidió con el anuncio de una nueva venta de arte precolombino mexicano de la casa de subastas francesa Millon, programada para el próximo 22 de enero. México mantiene una larga disputa con Francia por la venta de arte precolombino, batalla que tuvo su epítome entre septiembre y octubre del año pasado cuando la casa Sotheby’s puso a la venta 200 piezas de arte en una subasta realizada en París.

Pero con Perú la historia es otra. La repatriación tiene origen en un tratado firmado entre ambos países en 2002 con el objetivo de restituir artefactos patrimoniales que hayan sido importados ilegalmente. En 2017, México ya había entregado a Perú otras 168 piezas recuperadas durante un período de seis años.

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La colección entregada al país andino durante una ceremonia en la Secretaria de Relaciones Exteriores mexicana comprende vasijas, jarrones y figurillas que son evidencia de arte precolombino de las culturas Chimú, Lambayeque, Recuay y Chancay, al igual que otras del período incaico y dos piezas de madera del período virreinal. Para Diego Prieto, director general del INAH, y encargado de la presentación de las piezas, la entrega responde “al compromiso que tiene México con el cuidado y recuperación de su patrimonio y con otras naciones para que puedan recuperar el suyo”.

Ambos cancilleres han insistido en que la entrega es un acto simbólico que demuestra una causa en común. “Es el encuentro de dos potencias culturales”, ha dicho la secretaria de Cultura mexicana, Alejandra Fausto Guerrero, y el canciller Ebrard ha ido más allá: “Tener una alianza económica es importante, pero la relación es más estrecha cuando se comparten causas esenciales para nuestros pueblos: impedir el saqueo de nuestro patrimonio cultural”.

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