El filósofo Miguel León-Portilla (1926-2019), considerado el principal experto en el pensamiento y la cultura náhuatl, “representó un parteaguas para la historia indígena de México porque abrió nuevas perspectivas”, asegura Eduardo Matos Moctezuma.

El antropólogo y arqueólogo, quien coordina los homenajes que la Academia Mexicana de la Lengua y El Colegio Nacional le rendirán mañana al autor de Visión de los vencidos (1959), en su primer aniversario luctuoso, afirma que “el estudio de todas las fuentes históricas, de los códices, del mundo náhuatl, fue su razón de ser”.

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El fundador del Proyecto Templo Mayor explica que diversos especialistas no estaban de acuerdo en que existiera una filosofía náhuatl y León-Portilla “demostró que sí había en esta cultura una forma de pensamiento profunda en relación con el hombre y el universo”.

Agrega que “él siempre enfrentó esos retos, realizó con pulcritud sus investigaciones y le dio la voz a los vencidos. Fue el máximo conocedor de estas culturas; no sólo de la náhuatl, sino de las de Mesoamérica”.

León-Portilla, Premio Nacional de Ciencias y Artes 1981, dejó más de 40 libros y decenas de artículos, explica Matos. “Tiene un legado muy amplio en cuanto a escritos, pero también nos entregó muchas conferencias, era un gran orador.

Además, fue editor, hasta el último día estuvo al frente de la Revista de Cultura Náhuatl; formó a varias generaciones de investigadores y hasta llegó a escribir una obra de teatro sobre Quetzalcóatl, que fue puesta en escena por la UNAM. Tuvo una vida fructífera y cumplió sus cometidos”, añade.

Matos, quien confiesa que lo conoció primero a través de sus libros, destaca que el autor de La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes (1956) y Erótica náhuatl (2019) defendió toda su vida la causa indigenista y marcó una línea de pensamiento sobre el México antiguo y el actual.

Siempre estuvo en las mejores causas. Haciendo ver que había explotación, que no había facilidades para ellos. Fue un defensor tremendo de sus causas. Era incansable. Hay libros suyos que llevan 20 reediciones a nivel internacional. Su obra está bien difundida”, indica.

Como ser humano, subraya, León-Portilla “fue una persona excepcional. Siempre amable, con mucho sentido del humor. Si te acercabas, estaba presto a ayudar, a aclarar dudas, a conversar, por eso fue muy querido”.

Para revalorar la aportación del tlamatini (hombre sabio), como le decían de cariño, la Academia Mexicana de la Lengua, a la que ingresó el 27 de julio de 1962, ofrecerá el jueves 1 de octubre, a las 13:00 horas, un conversatorio coordinado por Matos en el que participarán Ascensión Hernández Triviño (su viuda), Diego Valadés, Fernando Serrano Migallón, Javier Garciadiego y Rodrigo Martínez Baracs, en la página de Facebook de la academia.

Y, a partir del 15 de octubre, se transmitirá un mosaico testimonial y diversas cápsulas hechas por los académicos.

Para El Colegio Nacional, al que León-Portilla ingresó el 23 de marzo de 1971, Matos presentará mañana, a las 18:00 horas, el libro Cinco lienzos para mi maestro…, de Natalio Hernández.

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