Con el estreno de la décima temporada de “El Pódcast de Olallo Rubio”, el creador mexicano celebra 18 años en la industria del audio digital, a la que augura un continuo crecimiento y una constante evolución.

“Estoy cien por cien convencido de que falta mucho por hacer, estamos todavía experimentando el proceso de digitalización de los medios de entretenimiento”, auguró Rubio en entrevista con EFE.

Aunque reconoció que entre 2019 y 2022 se produjo una sobreproducción de pódcast, consideró que la burbuja especulativa, que llevó a empresas como Spotify a invertir miles de millones de dólares en el sector, no explotó y que progresivamente se ha ido desinflando.

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“El que se haya estabilizado el crecimiento no quiere decir que no vaya a seguir creciendo, al contrario”, vaticinó.

Tras cerrar a finales del siglo pasado la estación radiofónica en la que trabajaba, Rubio inició su pódcast en 2005, convirtiéndose en uno de los pioneros en el formato y permitiéndole ahora una amplia perspectiva sobre el futuro de la industria.

En estas casi dos décadas, puntualizó, los pódcast han pasado de necesitar horas de descarga a reproducirse instantáneamente, de ser un concepto desconocido para el público a un producto de masas, y de ser cosa de unos pocos atrevidos a conformarse una industria.

“Llevamos tanto tiempo que también nos tocó cuando pasó de moda, en 2014 mucha gente ya no estaba interesada en patrocinar o incorporar pódcast a sus plataformas. Fue un breve periodo en el que parecía que había caducado y todo lo contrario ha pasado en la última década”, recordó.

El crecimiento reciente y el margen de mejora del ecosistema de los pódcast, agregó, no es ajeno al mercado mexicano. Él, a través de su plataforma independiente Convoy Networks, ha sido uno de sus principales impulsores.

“Tenemos la responsabilidad de ampliar el mercado y mantener el nivel de calidad que ha habido hasta el momento”, subrayó.

El largo recorrido de Rubio y su proyecto fueron reconocidos recientemente en el Festival Iberoamericano de Creación Sonora, también conocido como Estación Pódcast, celebrado a principios de mayo en Madrid y donde recibió el premio a la trayectoria.

“Soy una especie de abuelo en el ‘timeline’ (línea temporal) del pódcast. No soy tan mayor, pero llevamos mucho tiempo en esto”, bromeó.

DÉCIMA TEMPORADA

Lo que en 2005 inició como “un experimento” se ha materializado este año en la décima temporada de “El Pódcast de Olallo Rubio”.

Pese a continuar con su peculiar combinación de sátira e información, de contenidos que hacen equilibrismos entre el documental y la ficción sonora, el mexicano recupera para esta nueva temporada algunos de sus personajes más célebres, como Betornillo, el agente estadounidense Tony Higgins o SuperWoke.

Entre los temas que se abordan, destacó capítulos dedicados al futuro del audio, al fin del mundo y sus posibles escenarios o a la inteligencia artificial.

“(Este último) será con un personaje generado por inteligencia artificial, que se va a autosatirizar”, adelantó.

DONDE LA LIBERTAD PREVALECE

Tras su paso por la radio tradicional y décadas como uno de los “podcasters” punteros de Latinoamérica, Rubio identificó una gran diferencia: la libertad.

“En todos los sentidos: la libertad discursiva, de tiempo, (que el pódcast) no está diseñado en función de las necesidades de los anunciantes”, expuso.

Rubio defendió que cualquier tema cabe en un pódcast y que hay espacios para todas las opiniones, convirtiéndose el formato en una suerte de Galia que resiste a embates de la “cultura de la cancelación”.

“Un buen ejemplo es Joe Rogan en Estados Undios, que entrevistó a mucha gente (en su programa en Spotify) que tenía ideas controversiales sobre el covid-19. Hubo intentos por cancelarlo, pero no pudieron y se mantuvo”, dijo.

Y aunque en “El Pódcast de Olallo Rubio” aborda desde la crítica y el humor temas como el movimiento “woke” (posturas del liberalismo social), que son sin duda controvertidos, el mexicano aseguró que lo hace con cautela.

“Comunico con más cuidado que hace 15 años, pero porque soy un señor casado con una hija de ocho años. La autocensura tiene más que ver con mi edad que con la cultura de la cancelación”, admitió.

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