Tocaban de jueves a domingo en restaurantes y fiestas, llevaban serenatas e incluso viajaban de vez en cuando por toda España con sus grandes sombreros y llamativos trajes para amenizar eventos o llevar la música tradicional mexicana a alguna estación de radio en el norte del país. Pero las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus han obligado a los mariachis a reinventarse e incluso a buscar un segundo empleo que les permita subsistir.

“Ahora ya no se puede ni salir y los eventos grandes de ayuntamientos o bodas donde la gente quiere mariachi grande no se hacen. Ahora todo es muy local, un poco de serenatas o en restaurantes donde hay espacio con el equipo reducido.

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Estamos trabajando un 10 % de lo que trabajábamos”, cuenta a Efe Roberto Godoy, representante del Mariachi Charros de Jalisco, desde la Casa de México en España donde suelen presentarse en distintos eventos que ofrece este espacio ubicado en Madrid.

En un intento por frenar la propagación del virus, las autoridades en España han limitado la movilidad entre ciudades y el aforo en bares y restaurantes, los conciertos están prohibidos y las fiestas o reuniones se limitan a seis personas en casi todo el país, incluso menos.

Todas estas restricciones junto con el distanciamiento social y el uso de mascarilla han cambiado la dinámica en el mundo de los músicos, uno de los sectores más afectados en España. Durante el confinamiento, dice Godoy, él y su grupo Mariachi Charros de Jalisco se dedicaron a seguir estudiando y buscar nuevos proyectos.

Algunos comerciales y sus ahorros les permitieron subsistir durante este tiempo sin actividad. Ahora les llaman mucho menos, pasaron de tener varios eventos al día de jueves a domingo en restaurantes y privados a sólo unos cuantos al mes.

“Económicamente es tremendo. Sacamos para los gastos. Y vivimos de otras cosas y de los ahorros”, dice Godoy, quien llegó a España hace 25 años cuando sólo había, según él, un par de grupos de mariachi cuyos miembros eran todos españoles y otro “chiquito” con integrantes latinoamericanos que se desintegró.

Así que decidió formar uno nuevo. “Vi que hacía falta un mariachi aquí con un poco más de repertorio, variedad de trajes, más abierto a tocar todo tipo de música”, agrega. Desde entonces, Mariachi Charros de Jalisco ha ido creciendo y por él han pasado músicos mexicanos pero también nicaragüenses, guatemaltecos u hondureños.

El mismo Godoy nació en Guatemala pero su padre es mexicano y charro, fue él quien les enseñó la música tradicional mexicana. Antes de llegar a España, tocaba en Garibaldi, una plaza conocida por ser dominio de estos grupos de folclore mexicano en Ciudad de México, donde él vivió mucho tiempo.

Para Alejandro Vargas, integrante de Mariachi Sol de América, tampoco importa que sus compañeros no sean todos mexicanos “siempre y cuando respeten la profesión”. Vargas llegó a España luego de que una compañera del conservatorio donde estudiaba música en Guadalajara (México) lo invitara a una gira por el país con un grupo de mariachis.

Durante el estado de alarma decretado por el Gobierno español para frenar la ola de contagios en marzo pasado, Vargas encontró trabajo en una bodega que almacenaba los pedidos de Amazon. Antes de eso, su único ingreso venía de lo que sacaba como mariachi, aproximadamente unos 1,200 euros (1,455 dólares) Sin embargo, los pocos ahorros que tenía los gastó en unas vacaciones por México, donde además tiene dos hijos a quienes manda dinero.

Tras el confinamiento, volvió al mariachi pero tiene que compensar la poca demanda que hay con otro empleo de electricista en una obra de construcción.

Los martes tocaba con su grupo Mariachi Sol de América de fijo en un restaurante salvadoreño, pero con las pocas reservas que hay ahora no les llaman siempre. Los viernes tocan en un restaurante mexicano, pero llevan dos semanas sin ir pues no hay clientes suficientes.

La figura del mariachi ha dado la vuelta al mundo entero. Sus enormes sombreros y llamativos trajes, inspirados en el traje de charro, han sido adoptados por músicos y aficionados más allá de las fronteras mexicanas.

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