Phil Spector fue uno de los productores más geniales de la música moderna, pero acabó devorado por su mitad oscura, la del hombre agresivo y violento. En prisión en 2009 por el asesinato de una actriz, el creador del célebre “muro de sonido” solo salió para ser hospitalizado, primero por COVID-19 y luego por problemas respiratorios, antes de morir a los 81 años de edad.
Spector consiguió dar relevancia a la figura del productor discográfico gracias al sello personal que imprimió a sus creaciones en el estudio de grabación durante los años sesenta, “pequeñas sinfonías para jóvenes” construidas sobre monumentales arreglos orquestales que llevaron a la música pop a cimas desconocidas hasta entonces.
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Nacido en el barrio neoyorquino del Bronx en una familia judía, Spector saltó a la fama en 1961 al frente de un trío vocal llamado los Teddy Bears, con los que llegó al número uno con To know him is to love him.
Su primer éxito tenía la apariencia de una canción romántica de la época, pero su título era el epitafio de la tumba del padre de Spector, un personaje fundamental en su vida y al que el productor dedicó la retrospectiva de su obra publicada en 1991 y titulada Back to Mono -el productor siempre renegó del estéreo-.
Cuando los Teddy Bears se disolvieron Spector ya tenía decidido el paso siguiente: fundar un sello propio -Philles Records, lo llamó- para distribuir el sonido que tenía en su cabeza y que quería plasmar en el estudio de grabación.
Con solo 23 años ya era un magnate de la industria musical que encadenaba éxitos oculto, baja sus gafas negras de sol y mantenía un comportamiento excéntrico.
Comenzó grabando a solistas que marcaron una época, como Ben E. King y Gene Pitney, y después se volcó con los grupos vocales femeninos, las Paris Sisters, las Crystals, pero sobre todo, las Ronettes, para quienes produjo los clásicos Be My Baby y Baby I Love You y con cuya vocalista principal, Veronica Bennet -conocida como Ronnie– contrajo matrimonio. La cantante contó tras el divorcio el calvario que sufrió durante aquellos años de convivencia.
El “muro de sonido” de Spector, que contó la colaboración inestimable del arreglista Jack Nitzsche, dejó monumentos musicales de larga trayectoria como Unchained Melody (1955), de los Righterous Brothers, que 35 años después de su publicación regresó a lo más alto de las listas de éxitos tras ser utilizada como tema de la película Ghost en 1990, y que permanece como el mayor ejemplo para el gran público del estilo del productor neoyorquino.
Aquella época apoteósica terminó precisamente cuando Spector acometió en 1966 la que estaba llamada a convertirse en su obra cumbre, River Deep Mountain High. El productor reclutó a la incandescente Tina Turner -que aún formaba pareja artística con su marido Ike– para alcanzar la apoteosis de su sonido y el resultado artístico fue épico.
Sin embargo, el éxito, especialmente en EE.UU., no fue el esperado. Un decepcionado Spector se recluyó en su mansión y cerró su mítico sello. Parecía que la magia se había agotado.
En mitad de la crisis que condujo a su disolución, los Beatles le entregaron las cintas que habían grabado en el invierno de 1969 y de las que el grupo no quería saber nada. Spector hizo el trabajo a su manera. Llenó las canciones de arreglos orquestales y añadió en algunos temas enormes coros. El disco, Let It Be, se publicó en 1970, cuando los Beatles ya se habían separado.
Aquel trabajo sigue provocando polémica medio siglo después. En su momento disgustó a Paul McCartney y a una buena parte de los seguidores del grupo, pero fue defendido con decisión por John Lennon y George Harrison, con quienes Spector trabajó en sus primeros discos en solitario.
McCartney no descansó hasta que en 2003 logró que se publicara Let It Be sin los arreglos de Spector, en una versión llamada Naked que no convenció a casi nadie.
Spector ayudó a George Harrison con su monumental All Thing Must Pass (1970) y también a Lennon en su álbum Imagine, publicado un año después. Pero poco después John tuvo problemas con el famoso productor y debió acabar por su cuenta Rock And Roll, el disco de versiones de temas del rock clásico que habían empezado a grabar juntos a mediados de los setenta.
Los problemas de Spector iban en aumento, su comportamiento excéntrico pasó a ser violento. Leonard Cohen confesó que cuando grabó con él en 1977 Death Of A Lady’s Man pasó miedo a causa de la afición del productor a jugar con armas de fuego en el estudio. Incluso los Ramones, adalides del punk, se mostraron impresionados por la extraña personalidad de Spector, quien les produjo End Of The Century, de 1980.
Spector se alejó paulatinamente de los estudios de grabación, al tiempo que crecía su reputación de hombre desequilibrado e imprevisible, lo que nunca impidió el reconocimiento de su obra como pionero de la música moderna.
Hace unas semanas, como todas las Navidades, volvió a sonar en todo el mundo A Christmas Gift For You From Phil Spector, considerado el mejor disco de villancicos de la historia del pop, que el productor grabó en 1963 con los grupos vocales de su sello.
Mientras el mundo seguía disfrutando de estos villancicos, el creador del proyecto pasaba en una prisión de California las Navidades de la última década, condena por el asesinato de la actriz Lana Clarkson, a la que mató de un disparo en la boca, según la sentencia que le condenó a 19 años de cárcel.