Cuando recibe un regalo y por alguna razón le parece que no supera sus expectativas, seguramente alguien le ha respondido: “A caballo dado no se le ve colmillo”.

Este dicho popular es muy común en México desde hace décadas, ¿pero sabe cuál es su origen?

Lo que dice el colmillo del caballo

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Los expertos saben calcular la edad de los caballos con un método bastante efectivo: observando sus dentaduras.

Los caballos suelen nacer con dos colmillos temporales, y conforme va creciendo, la dentadura se va modificando con incisivos y molares.

Al término de un año, estos animales tiene cuatro molares de cada lado y los dientes temporales desaparecen con la llegada de los permanentes.

Los caballos suelen completar su dentadura a los cuatro años y medio, por lo que los expertos deben fijarse en detalles como el desgaste de los colmillos y otros detalles que van apareciendo en los dientes que dejan marcas características conforme avanza la edad.

Regalar un caballo

En otros tiempos, el caballo era un preciado medio de transporte y herramienta de trabajo para la sociedad, por lo que estos conocimientos y técnicas solían ser aplicados al momento de comprar un caballo, ya que se trataba de una importante inversión.

Por ello, recibir un caballo de regalo era un privilegio que tenían pocos, así que revisar el estado en el que se encontraba –como echando un vistazo a su dentadura– no era algo muy amable que digamos.

Es por eso que se empezó a decir: “a caballo dado no se le ve colmillo”.

Ahora ya lo sabe: cuando reciba un regalo, no se fije en su valor, sino en el detalle que tuvo alguien más con usted.

Con información de López Doriga Digital

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