La pintora surrealista Remedios Varo (1908-1963) era “una bruja de fuego”, una mujer “libre, pasional, indomable”, una “buscadora” que siempre siguió la señales del universo y nunca volvió sobre sus pasos. Por esta razón, la ilustradora Silvana Ávila la pinta de rojo, en constante movimiento y a veces sin contornos, como una figura etérea, casi desvanecida.

La diseñadora gráfica mexicana da vida de esta manera a la artista española que vivió en México desde 1941, y hasta su muerte, en la biografía ilustrada La mágica vida y obra de Remedios Varo (Lumen) –que acaba de llegar a librerías–, en la que desea presentar a la creadora de una forma más cálida y cercana a la gente.

En entrevista con Excélsior, la egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM narra el “tortuoso” proceso creativo de un año que le costó confeccionar este volumen, donde Varo cuenta en primera persona las diversas etapas de su vida.

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Nací el 16 de diciembre de 1908 bajo el signo de Sagitario, el arquero que siempre busca la verdad, el escrutador del cielo”. Esta es la primera reflexión de la artista plástica que vivió sólo 54 años, lo que no le impidió dar forma a un “universo místico, único, personal”.

En imágenes y voz de Silvana, Varo aclara que “algunos dicen que pintaba los sueños porque me vinculé con el surrealismo, pero yo no quería eso, yo deseaba pintar la realidad: la espiritual, intangible, la extra dimensional”.

Así, la autora de Cazadora de astrosVisita inesperada y Tejiendo el manto terrestrelleva al lector por las calles misteriosas de su pueblo natal, Anglès, Gerona; cuyas casas medievales, castillos inexistentes y un bosque poblado de historias de brujas la marcaron para siempre.

El recorrido continúa por Madrid, París, Barcelona y, finalmente, la Ciudad de México, “donde encontró la paz y el equilibrio que dieron paso a la libertad creativa”, comenta Ávila.

Es el primer texto que escribo e ilustro por completo. Sólo había hecho ilustraciones para proyectos de otros escritores. Quise que ella contara su propia historia. Revisé textos y catálogos razonados en los que todo es muy técnico, formal, sólo aparecen hechos con fechas. Y buscaba darle una visión más orgánica, menos distante y pretenciosa”, afirma.

Ella vivió poco tiempo y la mayoría de su obra se desarrolló durante diez años. Su vida sí se ha estudiado, pero siempre desde la academia. Intenté mostrar no al personaje mítico, que lo es, sino a la mujer”, agrega.

Silvana confiesa que la impresionó ver que compartía un vital background con Varo. “Me conecté con ella porque mi padre, al igual que el suyo, es geólogo, ingeniero. Él le enseñaba el mundo a través de la ciencia y su madre, que era muy religiosa, le enseñó a ver lo espiritual. No digo que nuestra infancia sea parecida, sino que estuvo rodeada de fuerzas misteriosas.

Mi abuelo era medium. Cuando era niña observé cosas que la gente normal no entendería o justificaría. Para mí, ella tiene eso tan especial por su infancia. Creo que no pintaba lo místico, como muchos creen, sino lo verdadero”, dice convencida.

Por todo esto, admite, este título representó “un viaje” fundamental. “Sé que hay cosas que son invisibles, que la naturaleza es la verdad única; eso me enseñó mi padre y seguro el de ella también. Este libro fue un hado maravilloso, la sincronía universal permitió que me hayan elegido para hacerlo”, indica.

Señales y alianzas

Si sigues las señales, el universo te cuida”, considera Silvana, quien también comparte con Remedios Varo su conocimiento y gusto por la astrología. “Ella se alió con las personas correctas, que la ayudaron a escapar del fascismo. Cuando eres verdadero, siempre encuentras la manera”, señala.

La ilustradora piensa que la surrealista supo seguir las señales. “Desde pequeña observaba los fósiles incrustados en las casas medievales de su pueblo. Entendía los símbolos, las estrellas hebreas, a los alquimistas. Se dejó guiar por el amor al arte y a sus parejas. Eso la salvó”.

Sólo una cosa no pudo hacer Varo: regresar a su patria. “Su familia era errante, ella nació en Anglès por casualidad. Pero ese periodo había mucha estabilidad en su casa, por eso quería volver. Se fue a Madrid, luego a Barcelona y a París. Tras la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial es arrojada de España y nunca vuelve al Edén mítico. Por eso siempre avanza”, dice.

La biografía ilustrada, dividida en 12 partes, combina una narración poética con una presentación didáctica, que incluye mapas y retratos de los surrealistas. Las gráficas también recrean los cuadros de Remedios.

Creó un mundo personal que no tiene nada que ver con el surrealismo, sino con las fuerzas del universo”, concluye Silvana, quien ahora desea visitar el pueblo natal de Varo y presentar ahí el libro, “como una especie de acto simbólico que represente su regreso al lugar de su infancia”, adelanta.

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