Ya sea como combatientes, conspiradoras, espías, benefactoras económicas, auxiliando con el correo, o “seductoras de tropa” (como se llamaba a quienes persuadían a los soldados realistas a cambiar de bando), la deuda con las mujeres de la insurgencia es enorme. 

“En la época que nos corresponde, que estamos hablando de los años de 1808 a 1821, es una sociedad autoritaria, patriarcal, que le había asignado ya un papel a la mujer: hija sumisa del padre; esposa subordinada al esposo” Guadalupe Jiménez Codinach, historiadora.

Este 2020, el Gobierno de la Ciudad de México ha puesto en marcha el proyecto escultórico “Paseo de las Heroínas” sobre Reforma, con el que se propone honrar a tres mujeres de la Guerra de Independencia: Leona Vicario, Josefa Ortiz y Gertrudis Bocanegra. 

Para honrar su memoria, Reforma entrevistó a las historiadoras Guadalupe Jiménez Codinach y Anne Staples, así como al historiador Juan Ortiz Escamilla, para conocer más de la vida de las tres mujeres insurgentes. 

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Leona Vicario: luchadora independiente

María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador nació el 10 de abril de 1789, hija de un acaudalado comerciante minero que le heredó una gran fortuna. 

Huérfana de padre y madre muy joven, Leona Vicario creció en un ambiente de grandes abogados, pues su tutor fue Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, dos veces rector de la Real y Pontificia Universidad de México. 

Recibió una educación privada con institutrices y se convirtió en una mujer muy culta, como lo demuestra su biblioteca, con numerosos volúmenes en francés. 

Estuvo comprometida con Octaviano Obregón, cuyo padre, Ignacio Obregón, fue hijo natural del Primer Conde de la Valenciana, uno de los hombres más ricos de toda América. 

Este enlace se rompe en 1808, cuando, tras la caída del Virrey José de Iturrigaray, la familia Obregón es perseguida y Octaviano regresa a España. Leona Vicario vivió de cerca este acto de injusticia política.

“Tuvo una independencia de criterio. Ella decidió, por sus propias pistolas, que se apuntaba con la Independencia y, en la época, es admirable, porque no era tan fácil que una mujer tomara una decisión de ese tamaño por sus propias pistolas” Anne Staples, historiadora 

Una mujer insurgente

Por convicción personal, participa como conspiradora insurgente y forma parte de la sociedad secreta Los Guadalupes. 

  • Ayuda, clandestinamente, a los insurgentes al recibir cartas y entregarlas a sus destinatarios, además de mandar armas, enviar ayuda económica y a convencer a más personas a unirse a la causa.
  • Es detenida en 1813, pero jamás delata a sus compañeros. Posteriormente, fue ayudada a escapar, con éxito, del Colegio de Belén de las Mochas. 
  • Muy poco de su vida se sabe entre 1814 y 1818, salvo por su casamiento con el abogado insurgente Andrés Quintana Roo. Vive años muy difíciles, “a salto de mata” en Tierra Caliente. 
  • En 1831, el político conservador Lucas Alamán cuestiona las motivaciones de las mujeres para luchar por la Independencia, reduciéndolas a meros “actos de amor”. Leona Vicario públicamente lo rebate. 

“Confiese usted, señor Alamán, que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos, y que los sentimientos de la gloria y de la libertad no les son unos sentimientos extraños”. Leona Vicario, insurgente

Falleció el 21 de agosto de 1842 y se le ofrecieron Funerales de Estado.

Josefa Ortiz: detrás del mito

La historia de lucha insurgente de Josefa Ortiz  (1773-1829) va mucho más allá de los “taconazos” con los que logró alertar el descubrimiento de la conspiración de Querétaro. 

Nacida en 1773 en la Ciudad de México —no en Valladolid, como mucho se ha dicho—, su lucha a favor de la insurgencia fue constante y arriesgada- 

  • Huérfana desde niña, fue criada por su hermana, María Sotero, y recibió una instrucción en el Colegio de Vizcaínas. 
  • Su matrimonio con el futuro Corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, consta en el libro Matrimonios secretos de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, probablemente, porque Domínguez era viudo, con dos hijas. 
  • Miembro importante de la Junta de Querétaro, Josefa Ortiz fue aprehendida en 1813. El canónigo José Mariano Beristaín, enviado por el virrey Félix María Calleja para reportar sobre sus actividades la describió como una “Ana Bolena”, en referencia a su peligrosidad para las instituciones monárquicas 

Y hay finalmente algún otro agente efectivo, descarado, audaz e incorregible, que no pierde ocasión de inspirar odio al rey (…) y tal es Sr. Exmo. La mujer del Corregidor de esta ciudad”. José Mariano Beristaín, sobre Josefa Ortiz, en su reporte al virrey Félix María Calleja. 

Presa desde 1813 hasta 1817, Ortiz pasa un encierro terriblemente dramático, alejada de sus 12 hijos. 

Siempre fiel a la causa, Josefa Ortiz jamás delató a los otros conspiradores. Aunque nunca dejó de apoyar, expresó con dureza sus reservas sobre acciones de sus aliados. 

A Miguel Hidalgo le recriminó la masacre de la Alhóndiga de Granaditas y a Guadalupe Victoria, primer Presidente de México, lo reconvino por el saqueo del Parián. 

Falleció el 2 de marzo de 1829, de una pleuresía. 

Gertrudis Bocanegra: figura por descubrir

De Gertrudis Bocanegra (1765-1817) todavía se sabe poco, pero su sacrificio por la causa insurgente, por la que dio la vida, es innegable.

Hija de comerciantes españoles, Bocanegra no perteneció a una clase acomodada, pues se casó con un soldado de rango menor. 

En 1811, su esposo y su único hijo fallecen en batallas separadas, dejándola completamente sola. Esto no impide que, durante los seis próximos años, dedique su vida a ayudar a los insurgentes. 

Según consta en el juicio que le hicieron tras su captura, fue acusada de conspiradora, de fungir como correo para los insurgentes y de “seductora de tropa”.

  • Durante su actividad, fue enlace de correo entre Pátzcuaro y Tacámbaro, Michoacán. 
  • Fue fusilada el 11 de octubre de 1817, en la paz de San Agustín, Pátzcuaro, lugar que hoy lleva su nombre y que la conmemora con un monumento. 
  • Su figura es rescatada durante el sexenio del Presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), que es cuando se instaura la plaza en su honor. 
  • Nunca delató al resto de los conspiradores. 

Ninguna de ellas, en los juicios que les hicieron traicionaron a insurgentes, ninguna de las tres (Vicario, Ortiz y Bocanegra) traicionó a la causa. En cambio, la mayor parte de los insurgentes que se indultaron, todos ‘chaquetaron’”. Juan Ortiz Escamilla, historiador. 

Fuentes: Entrevistas con Guadalupe Jiménez Codinach, Anne Staples y Juan Ortiz Escamilla. 

Mujeres protagonistas de nuestra historia (INEHRM)

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