La historia de Andy Ruiz (California, 1989) es una de esas que fácilmente podrían terminar en la gran pantalla. Y lo mejor de todo es que aún no ha terminado, por lo que podría dar para una secuela en condiciones. Lo es por el ascenso meteórico del púgil en cuestión, por lo épica que fue su explosión deportiva y por su forma de renacer de sus cenizas. Pero sobre todo lo es por sus orígenes. Vayamos por pasos.

En junio de 2019, Andy Ruiz se convirtió en el primer boxeador de origen mexicano en conseguir un título de los pesos pesados. Lo hizo por todo lo alto, derrotando contra todo pronóstico a todo un mastodonte (deportivo y mediático) como Anthony Joshua. Mientras todo el mundo hacía lo posible por recomponer su gesto después de haberse quedado boquiabierto por lo que acababan de ver sus ojos, el bueno de Andy, ‘el gordito’ de Andy, se hacía con los cinturones de las cuatro organizaciones mundiales de boxeo.

Lamentablemente, Joshua recuperó sus títulos seis meses después en una revancha en la que ya sí que nadie esperaba que Ruiz derrotase al británico por segunda vez. El boxeador de raíces mexicanas no pudo ampliar su leyenda al ritmo de esa ranchera que dice “¡y sigo siendo el rey!”.

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Y es que por mucho que naciese, creciese y actualmente viva en California, Andy siempre se ha referido a México como su país. En su brazo derecho porta un tatuaje con la inscripción “hecho en México” y allí fue donde entrenó desde los seis años. Incluso representó a este país en dos eliminatorias para los Juego Olímpicos de Pekín 2008. Dicho de otro modo, Ruiz sabe de dónde viene y es fiel a sus raíces.

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‘The Destroyer’ se enamoró del boxeo por su abuelo, José Ruiz, quien fue uno de los mejores entrenadores de Mexicali, una ciudad fronteriza con California. El padre de Andy le permitió que entrenase con don José y el chaval encontró en el ring un lugar donde poder evadirse del bullying al que le sometían en el colegio y el barrio. A estas alturas nadie va a descubrir lo crueles que pueden ser los niños y que un chico gordo es una de sus dianas favoritas. “Luché mucho para llegar donde estoy ahorita, sufrí mucho. Todos los niños que sepan que sí se puede. Mira cómo llegó este gordito a ser campeón del mundo y hacer historia”, recalcó Andy cuando derrotó a Joshua.

Sin embargo, todo ese trabajo y dedicación le sirvió para llegar a lo más alto, pero su cabeza no le ayudó a mantenerse. La presión pudo con él y no llegó nunca a saber cómo gestionar un éxito que llegó tan de golpe y de una forma realmente inesperada. No estaba preparado para ello y se derrumbó hasta el punto de desaparecer del mapa tras ser derrotado en la revancha contra el británico. En cierto modo, incluso se podía esperar. Todo lo contrario que la forma en la que ha vuelto a entrar en escena.

Andy Ruiz ha decidido que quiere volver a disfrutar del boxeo y se subirá nuevamente al ring el próximo 4 de septiembre con el cinturón del peso pesado de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en juego. Como rival tendrá al cubano Luis ‘King Kong’ Ruiz y a sus propios fantasmas. Aunque sólo al ver la impresionante metamorfosis física que ha experimentado y la forma en la que entrena parece que ‘The Destroyer’ ya ha derrotado a estos últimos antes de ponerse entre las 16 cuerdas.

El Andy que aspira a volver a tener un título alrededor de su cintura dista mucho de aquel que disputó una revancha con Joshua completamente fuera de forma y presa de los excesos que el triunfo anterior le había puesto en bandeja. En su primer combate dio 121 kilos en la báscula, mientras que en el segundo la misma báscula tuvo que soportar 129. Se echó completamente a perder y alejado de los guantes llegó hasta los 136 kilos. Ahora, en 2022, y después de haber visto fotos y vídeos, se cree que Ruiz peleará en septiembre en un peso alrededor de los 115 que marcó en su anterior combate, en el que ganó a los puntos a Chris Arreola. Incluso menos.

Sinceramente, el Andy Ruiz 2.0 da auténtico miedo, además de ser una nueva muestra del “sí se puede” que le dijo a los niños después de hacer historia. Mejor dicho, una versión mejorada de aquello, pues la cosa ya no va de ser el campeón o el más grande, sino de, después de caer, levantarse de nuevo y tener la cabeza en su sitio, por no hablar de llevar una vida saludable. El chico que llamó la atención por triunfar siendo un gordito ahora hace lo propio por haber dejado de serlo y seguir aspirando a dicho triunfo.

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