Max Verstappen y Sergio Pérez salieron juntos al podio para recibir sus trofeos en el Gran Premio de Emilia Romaña y celebrar el golpe de autoridad que han dado a Ferrari.
Ayer, después de la carrera sprint, el mexicano ya había adelantado su pronóstico del 1-2 de Red Bull en tierra de los Tifosi, y sin saber lo que pasaría desde la arrancada, Pérez tuvo que soportar la presión del Cavallino Rampante de Charles Leclerc y rezar para evitar cualquier contratiempo que se relacionara con la fiabilidad del RB18.
“Fue realmente intensa la pelea más o menos en la primera parte de la carrera y estábamos peleando y luego todo estuvo bajo control. Luego empezaron a perseguirnos con la parada y luego otra vez la lucha para calentar los neumáticos y lo más importante hoy fue no cometer errores, fue muy complicado hoy y conseguir un 1-2 es un gran resultado para el equipo.
“Hemos tenido tanta mala suerte, el comienzo de la temporada ha sido tan difícil que estoy muy contento de ver a todos sonriendo en el equipo. Hoy es un gran día para el equipo y tenemos que seguir trabajando. Estoy feliz por Max”, dijo el mexicano.
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Por ahora, Checo subió a la tercera posición en el Campeonato de Pilotos con 54 unidades, detrás de Leclerc y Verstappen.