Por Elsa Ophelia Vázquez

El maestro Jorge Arturo Castillo nos muestra parte de su sentir y pensar, de su ser y estar. Amante de la música desde su infancia, disciplinado, atento, inteligente y gran ser humano, es un director colmado de cualidades que se ven reflejadas en su prolífica trayectoria. Actual director de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado de Veracruz, nos abrió el telón de la Sala Chica del Teatro del Estado para ofrecer una entrevista a Palabras Claras

Desde hace varios años, el maestro Castillo es un apasionado de la música popular y se ha dedicado a investigar, explorar y jugar con ella, dándole el merecido reconocimiento al género popular. Con entusiasmo nos muestra parte de la biblioteca y archivos de la Banda Sinfónica, colmada de historia y tradición en Xalapa, desde su creación en 1886, con partituras que guardan con mucho recelo y orgullo, mismas que datan de 1925, como una del maestro Juventino Velasco, entre otras. 

Anuncios

“El violín me gustó y yo creo que desde que lo elegí sigue siendo el favorito. Tiene un sonido que me agrada mucho, es un instrumento de mucha agilidad técnica”

¿Cómo es tu primer acercamiento con la música?

Mi primer acercamiento a la música fue cuando aprendí a leer música de manera formal, fue algo importante en mi vida, surge en cuarto año de primaria, con mi maestra Emma Rosa. A mi me gustaba mucho la música, me cuentan que prefería instrumentos en lugar de juguetes. En la primaria fue cuando me cautivó leer música, y creo que fui de los pocos que aprendió a leerla. 

¿En qué momento te decides por la música como tu camino profesional?

De ese primer contacto con la música escrita, posteriormente se formó en el trabajo de mi mamá un grupo de verano de flauta dulce, pero ya era grupal, se hacían de dos a tres voces, y ese grupo fue durante dos años, y después se volvió una Orquesta Infantil. Posteriormente nos llevaron a maestros de la Sinfónica de Xalapa y nos dieron a escoger instrumentos, y dije: a mi me gusta el violín. 

También recuerdo que el abuelo de un primo, tocaba el violín de manera lírica, me enseñó a pisar las cuerdas, a sacar dos o tres piezas populares, y me gustaba jugar, como se dice en inglés tocar. Luego un tío me compra un violín chino, de los más baratos, y me empieza a gustar la música orquestal de niños, pero ya envolvía un poco la armonía y timbres instrumentales. Así en la Orquesta Infantil, tenemos oportunidad de presentar examen para la Facultad de Música, examen de aptitudes, oído rítmico, reconocimiento de sonidos, y entonces pasé el examen y desde ahí me dedico profesionalmente a la música.

¿Tu instrumento predilecto sigue siendo el violín?

Sí. Tengo muchos instrumentos que me gustan, ya en mi nueva etapa como director, arreglista y compositor, tienes que conocer la cualidad de cada instrumento y hay unos que son maravillosos, pero el violín me gustó y yo creo que desde que lo elegí sigue siendo el favorito. Tiene un sonido que me agrada mucho, es un instrumento de mucha agilidad técnica, a diferencia de otros instrumentos como la flauta, en sí los instrumentos de aliento, pero en el violín también se pueden hacer acordes, es un instrumento con muchas posibilidades, del cual los compositores siempre escriben obras, hablamos por decirlo, desde el barroco para acá; el violín siempre ha sido un instrumento protagónico. 

¿Cuál es tu nota favorita?

Do y Re, son tonalidades que me gustan mucho. Por ejemplo; el Do menor que es una tonalidad un poco oscura, al ser menor ya es un poco triste. Me gustan las tonalidades menores, yo creo que son de mis preferidas, Do menor y Re menor. 

“Soy fácil de conmoverme con la música, me puedo ir de la euforia total a la risa; me puede hacer reír y llorar” 

¿Qué es la música para Jorge Arturo?

La música es todo, es el motivo que da sentido a mi vida, no sólo profesional sino general. La música me conmueve mucho, soy fácil de conmoverme con la música, me puedo ir de la euforia total a la risa, la música es lo que me mueve. Soy chillón, y me puede hacer reír y llorar; la música lo es todo, me da sentido. Muchos no se dan cuenta, pero todo es música, caminamos a un ritmo, respiramos a un ritmo, de hecho en la partitura aparece una nota, que es la medida que vamos a tomar, por ejemplo; 4/4 quiere decir que cuatro negras en un compás, la negra es igual a 60, y eso es el pulso y tiene que ver con el ritmo cardiaco, y podemos seguir por ejemplo; el aguitato, o agitado cuando nos aceleramos, como si corriéramos y nuestro pulso va a 120, y así la música es parte de la vida, incluso al hablar estamos haciendo música y no nos damos cuenta. 

Actualmente ¿cuáles son tus intereses musicales?

Tengo oído universal, me gusta casi todo, tampoco puedo decir que hay música mala, hay gente que le gusta, pero a mi me gusta mucho la música clásica, mal llamada clásica, porque asusta el término a la gente. Sin embargo la vida me ha llevado hacer música popular, investigar y conocer un poco más de la música popular, aunque mi formación fue en música clásica, pero tuve la oportunidad de dirigir la Orquesta de Música Popular, y había que escribir todo tipo de ritmos, de varios lugares y varios países, aunque tengo la capacidad de hacer cualquier tipo de música, pero me inclino por la popular, que es la que más disfruto. Pero me encanta escuchar; orquesta, sinfonía, oratorios, coral que me fascina, me gusta casi todo, a excepción de dos o tres cosas. 

¿Cuáles son los músicos o compositores que realmente te han marcado musicalmente?

Sin duda Bach, es uno de los compositores que uno tiene que escuchar siempre, y con el cual se puede aprender mucho leyendo sus partituras. A diferencia de muchos músicos Mozart no es de mi agrado. Pero si me gusta Beethoven, Mahler, Tchaikovsky, me quedo con ellos. 

¿Y de músicos populares?

Muy difícil elegir, porque alzas una piedra y salen un montón de compositores, que a lo mejor hicieron una o dos, pero que son unas joyas, me encanta: Álvaro Carrillo, Agustín Lara, Carlos Gardel, John Williams. Mexicanos arreglistas; Mateo Oliva, Chucho Zarzosa, Chucho Ferrer y Eduardo Magallanes que son los que normalmente escucho y estudio para resolver los problemas. 

De todas las artes, ¿cuál otra te apasiona?      

Todo me encanta; la danza, el ballet clásico, la pintura, mis pintores favoritos, son Remedios Varo y Salvador Dalí, obviamente todos los pintores clásicos, actualmente me gusta la pintura hiperrealista. También me fascina la arquitectura y el teatro. 

¿Cómo ha sido tu formación en la academia?

Ha sido muy curiosa porque hablando que desde niño me gustó la música, el primer instrumento que me acercan es la flauta dulce, después yo decido acercarme al violín, eso me llevo a la facultad de música a estudiar la licenciatura de música en violín, después, el 29 de agosto del año 2000, hice un cuarteto de cuerdas y eso fue porque me invitaron a tocar solo y tenia pánico, y dije solo no, mejor junto unos cuates y armé el cuarteto, pero como ya me gustaba mucho la música popular, de hecho el maestro Eugenio de la facultad de música, me decía “el anticristo de la música”. 

En ese entonces, no había muchas obras populares para cuartetos, no podías encontrar mucha música popular para cuartetos, por ejemplo; La bamba, La bruja, un tango. Entonces empecé a tomarme la libertad de hacer transcripciones, después intenté hacer arreglos. Tocaba en varios grupos, uno de esos fue el Ensamble Techacapan, donde el padrino era el maestro Mateo Oliva.  

Siempre andaba atrás de él, yo quería aprender su oficio, lo que hacía, siempre lo admiré. Recuerdo que cuando el maestro era director de la Banda del Estado, siempre me bateó, estuve como dos años atrás de él, hasta que un día, el Ensamble tenía que hacer obras mexicanas, y teníamos sólo una obra, y era de Mateo Oliva, y me dijeron necesitamos completar el programa, tiene que durar hora y media y tenemos una pieza que dura 3 minutos. 

En ese entonces ya tenia cosas para cuarteto, así que las adapté para Orquesta de Cámara, y en esa ocasión, asistió el maestro Oliva. Posteriormente del concierto, me dijo, fueron tus arreglos, felicidades. Le pregunté cómo sabía que eran mis arreglos. Y me respondió: “porque tú has sido el único que me ha venido a pedir clases, y me gustó tu trabajo, tienes idea de lo que quieres, y estás logrando cosas bonitas, en otras recomendaría otras cosas, pero si quieres puedes venir a estudiar conmigo”. 

“Mi primer objetivo con la Banda Sinfónica sería proyectarla, hacerla que crezca musicalmente; subirla un peldaño más arriba que donde estaba cuando la tomé” 

Al otro día ahí estaba con él, yo estaba en la Orquesta Sinfónica Juvenil, pero en ese momento el maestro fue nombrado nuevamente director de la Orquesta de Música Popular, y tuve la fortuna de que a veces me dejaba instrumentar o me dejaba a mi la sección de cuerdas, me llevó a trabajar con él; como arreglista, pero un día se enfermó, lo tuvieron que operar de los ojos, y me llama y me dice Arturo me acaban de operar voy a estar 15 días incapacitado, y te haces cargo de la dirección. Mi respuesta, maestro, pero nunca he dirigido, no es difícil, me dijo. Me aventó al ruedo, y así frecuentemente como director lo llamaban a ser jurado de algunas cosas, concursos, y eventualmente lo sustituía en la dirección, y así me nombraron como director adjunto. 

Entonces pensé, ya que estoy aquí, tengo que aprender a hacerlo, sabía marcar, pero necesitaba herramientas para dirigir, y fue que hice la Licenciatura en Dirección de Orquesta en una escuela de España, pero quien expidió el titulo fue la Royal School Of Music de Londres,tres años me preparé formalmente, en lo demás me sigo preparando. 

¿Por qué decidir quedarse en la dirección y no el violín?

Pues son varios factores, fue accidental, el violín me llevó al arreglo, y escribir me llevó a dirigir, finalmente todo es muy similar. Ahora yo tengo otro instrumento que es la banda, que sería el instrumento más grande que se puede tocar, el director es el encargado, y los maestros son como nuestros dedos, tenemos sesenta o más dedos, y hay que poner cada uno en su lugar, hay que analizar, me apasiona más. Con el violín, lo que puedo hacer es ser un dedo de esa mano, sin embargo, yo creo que un día regresaré a mi primer amor que es el violín.

Por ahora me apasiona mucho la dirección, porque está uno en contacto con esa gran partitura que nos enseña, la verdadera música. Hay que nadar en lo profundo para trasmitir a los músicos. Un director no es quien jala, tiene que ser un gran motivador e inspirador para los músicos, es comparable con la sociedad, cada quien tiene su responsabilidad y papel que lo tenemos que hacer con la mayor pulcritud y responsabilidad, es interesante porque a pesar de que hay diferentes criterios y temperamentos, se logran hacer cosas importantes. 

¿Dónde te sientes más tú?

Yo creo que es un paquete, siempre he dicho que lo que más me apasiona es escribir, tengo algunas composiciones en un concurso. También me gusta mucho el arreglo, es vestir con otro ropaje una misma obra, es increíble, por ejemplo, experimentar con Las mañanitas y hacer un tango con esas mañanitas, o un jazz, o cambiarle el compás, eso me gusta, jugar con la música.  

¿Cómo te gusta trabajar?

No creo en la inspiración, mis horarios son nocturnos, mi hora preferida es a partir de las 7 de la noche, y me pueden dar las 5 o 7 de la mañana, hasta que el sueño venza, he rebasado las 30 horas escribiendo, por necesidad, ya cuando tienes el tiempo encima. Yo no creo en la imagen romántica de la inspiración, creo en la concentración, me gusta explorar con el piano, para poner acordes, busco armonías, hasta que siento que ya tiene el carácter o la armonía que quiero expresar, hago borradores, un tipo de orquestación, hago mucha exploración. 

¿Qué necesita un director para ser excelente? 

Creo que en cualquier actividad se necesita entrega, responsabilidad, y la clave es la disciplina. No quiero decir hábitos, costumbres, solo es disciplina, no importa horario, sino meterse en algo y hacerlo con total responsabilidad y estar abierto a aprender. Todo está en la disciplina y hacer lo que te gusta. Tengo muchos compañeros obligados a estar en la música, pero están tristes, en un modo de vivir con su quehacer diario, pero veo que no es una forma de vida, y si uno no se siente en el agua que nos gusta, donde nadamos bien, no es vida, todo está en hacerlo con disciplina y pasión. 

¿Cuál es tu objetivo o compromiso en la Banda?

Tanto la Banda como cualquier grupo que he tenido la oportunidad de ser director, mi objetivo numero uno sería proyectarla, hacerla que crezca musicalmente, crecer juntos, ser director es llevar el volante, si el director va mal, desvelado, cansado, también los expone al fracaso, en este caso yo quisiera subir un peldaño más arriba que donde estaba cuando la tomé, con eso es suficiente. 

Publicidad