Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), dijo ayer que los riesgos para la estabilidad financiera han aumentado y pidió que se mantenga la vigilancia; no obstante, destacó que las medidas adoptadas por las economías avanzadas han calmado la tensión en los mercados.

La jefa del FMI reiteró su opinión de que el 2023 será otro año difícil, con una ralentización del crecimiento mundial por debajo de 3% debido a las secuelas de la pandemia, la guerra en Ucrania y el endurecimiento monetario.

Incluso con mejores perspectivas para el 2024, el crecimiento mundial se mantendrá muy por debajo de su promedio histórico de 3.8% y las perspectivas generales se mantendrán débiles, declaró en el Foro de Desarrollo de China.

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El FMI espera un PIB mundial de 2.9% para este año y tiene previsto publicar nuevas previsiones el próximo mes.

“Seguimos observando de cerca la evolución de la situación y evaluando las posibles implicaciones para las perspectivas económicas y la estabilidad financiera mundiales”, declaró la funcionaria, quien agregó que el FMI presta atención a los países de renta baja con elevados niveles de deuda.

También advirtió que la fragmentación geoeconómica puede dividir el mundo en bloques económicos competidores, dando lugar a una división peligrosa que “dejaría a todos más pobres y menos seguros”.

Georgieva afirmó que el fuerte repunte económico de China, con un crecimiento previsto del PIB de 5.2% en el 2023, ofrece cierta esperanza, ya que espera que represente alrededor de un tercio del crecimiento mundial este año.

El FMI calcula que cada punto porcentual de aumento del crecimiento en China se traduce en un alza de 0.3 punto porcentual del crecimiento en otras economías asiáticas.

Instó a los responsables de política monetaria de China a trabajar para aumentar la productividad y reequilibrar la economía, alejándola de la inversión y dirigiéndola hacia un crecimiento más duradero impulsado por el consumo.

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