Los bancos centrales deben tratar de entender las presiones inflacionarias que están enfrentando en su país en particular y actuar en consecuencia, sugirió el Gerente General del Banco Internacional de Pagos (BIS por su sigla en inglés), Agustín Carstens.

Si bien es cierto que hay presiones externas para todos, el reto está en identificar el elemento inflacionario más contagioso, los choques más perdurables y los que generan más spillovers (impactos colaterales).

Al participar en una mesa de alto nivel con los presidentes de la Reserva Federal de Estados Unidos, del Banco Central Europeo y del Banco de Inglaterra, Carstens consideró que para responder al episodio actual de inflación, tienen que reconocer cómo está respondiendo la escalada de precios a las expectativas, la situación de su propio mercado laboral. “Y asumir que los modelos que teníamos de política monetaria estaban basados en circunstancias normales que ya no tenemos”, dijo.

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Al participar en el Foro anual de los bancos centrales, en Portugal, subrayó que las autoridades monetarias tienen que hacer mucho trabajo para entender mejor lo que pasa con la inflación tras el giro del escenario mundial.

En cuestión de meses pasamos de temores de deflación durante el confinamiento por la pandemia, a la preocupación por la inflación. Y la política monetaria no puede girar con la misma celeridad que lo ha hecho el contexto mundial.

Y tomó el caso de los mercados emergentes para ilustrar que sus bancos centrales actuaron de forma temprana con el aumento de tasas, asumiendo su propia experiencia ante los choques de inflación.
Circunstancias propias deben guiar reacción

El Gerente General del llamado Banco de los bancos centrales explicó que “tradicionalmente el tipo de cambio es una fuente de presión para la inflación en los mercados emergentes” y resaltó que en este episodio de inflación al alza, no se ha presentado esta presión ni ante los choques generados por los precios de commodities, ni por el alza en el precio de los energéticos.

“La diferencia es que los bancos centrales de mercados emergentes actuaron de forma temprana subiendo la tasa pues estaban respondiendo a sus propias circunstancias y a su propio contexto. Esa es la recomendación. Las presiones inflacionarias en el mundo se encuentran en distintas fases y cada banco central tiene que identificarlas y actuar”, sugirió.

Carstens explicó que la experiencia de los mercados emergentes fue determinante en la reacción temprana al episodio actual.

Refirió el episodio del llamado Taper Tantrum de 2013, “donde los emergentes sufrieron ajustes de capital” para subrayar que los bancos centrales de esos países aprendieron la lección.

Incluso mi país México cuya historia estuvo asociada a crisis de pagos y cambiarias, aprendimos la lección y la muestra es que empezaron temprano a subir la tasa, comentó.

Reconocer otras fuentes de crecimiento

El banquero de los bancos centrales comentó que las autoridades tienen que encontrar otras fórmulas para estimular al crecimiento.

Es momento de aplicar reformas estructurales que garanticen una recuperación sólida que permita revertir el impacto de inflación en la sociedad, particularmente en las economías emergentes.

El funcionario mexicano recordó que los mercados emergentes suelen sufrir un mayor impacto de la escalada de precios de alimentos y energéticos pues suelen recargar una alta proporción de su consumo en estos productos y servicios.

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