China se marcó un objetivo de crecimiento económico de “en torno a un 5 %” para este año, según el informe de acción gubernamental que leyó hoy el primer ministro saliente, Li Keqiang, durante la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo).

El objetivo está en línea con lo esperado por los analistas y sigue la línea del establecido el año pasado, de entre un 5 y un 5,5 %, aunque finalmente la segunda economía mundial creció un 3 % tras las duras restricciones y confinamientos que impuso en el marco de su política de ‘cero covid’ ante las peores olas de contagios desde el inicio de la pandemia.

“Este año, es esencial priorizar la estabilidad económica y buscar el crecimiento al tiempo que se garantiza la estabilidad”, exhortó Li, quien recordó que “los cimientos de un crecimiento estable (todavía) necesitan ser consolidados”.

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El primer ministro se refirió específicamente a problemas como la “insuficiente demanda”, las expectativas “inestables” de inversores y negocios privados, los “desequilibrios presupuestarios” de algunas administraciones locales o los “muchos riesgos y peligros ocultos” en el maltrecho mercado inmobiliario.

Durante la apertura de la cita política más importante del año en el país asiático, Li también repasó otros objetivos económicos como una meta de déficit fiscal del 3 %, lo que supone un aumento frente al objetivo del 2,8 % marcado en 2022.

Otros de los indicadores a los que se refirió el primer ministro fueron el índice de precios al consumo (IPC), cuya alza buscan limitar las autoridades a cerca de un 3 %, o la creación de unos 12 millones de puestos de trabajo en las zonas urbanas para mantener la tasa de desempleo oficial en esas áreas por debajo del 5,5 %.

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