Alrededor de 14 países han implementado el modelo de seguro obligatorio para automotores en América Latina. En naciones como Argentina y Venezuela se da bajo la modalidad de responsabilidad civil, mientras que en países como Colombia se presenta como accidente personal o daños a terceros.

Los seguros más caros de este último tipo se encuentran en Brasil, donde su costo en dólares –que puede variar según la tasa de cambio– es de 548 dólares para automóviles y de 221 dólares para motos. En el segundo lugar le sigue Perú, con un valor de 140 dólares y 245 dólares, respectivamente; seguido por Colombia, con 127 dólares y 126 dólares; Panamá, con 109 dólares y 40 dólares; y Uruguay, con 70.6 dólares y 28 dólares.

En contraste, aquellas zonas en donde el conocido localmente como Soat es más económico es Chile, con un costo aproximado de 4.03 dólares para automóviles y de 42.5 dólares para motos. Allí también destacan Bolivia, con 13 dólares y 29 dólares, respectivamente; además de Ecuador, donde su valor asciende a 37 dólares y 26 dólares, para cada tipo de automotor.

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Los costos se dan dependiendo del tipo de automotor que se asegura y varían debido a diversos factores, además de estar sujeto a las condiciones propias de cada territorio. Para el caso de las motocicletas, su valor suele ser más alto y tiende a crecer debido al índice de accidentes que presentan este tipo de vehículos y los riesgos al transitar por la vía pública.

Según SwissRe Institute, dedicado a analizar el sector de seguros, hasta antes de la pandemia el total de primas de seguro de automotor en la región llegaba a 32,000 millones de dólares. Esto lo convierte en el mayor ramo con cerca de 40% de P&C y 20% de todas las primas del sector del seguro. Los cinco mayores mercados: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México, representan más de 80 por ciento.

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La institución advierte que el panorama de la movilidad está cambiando debido a la aparición de nuevas tecnologías como los vehículos eléctricos y autónomos, vehículos con conectividad a internet y movilidad inteligente (como la movilidad conectada y el uso compartido de automóviles y bicicletas).

No obstante, la transición hacia la movilidad inteligente no ha sido particularmente fluida, ya que los gobiernos todavía están tratando de determinar cómo regular a estos nuevos actores, en concreto, a las compañías de movilidad conectada.

El panorama en Colombia es particular, especialmente en lo que atañe a las motos. A mayo de este año se habían emitido 1.33 billones de pesos colombianos de primas y con corte al primer trimestre del año, 61% de las motos en el país no tienen el este documento vigente, lo que representa 6.3 millones de los 10.3 millones de pesos colombianos del parque automotor.

“Imagínese un negocio en el que la mitad de la gente no paga, pero que igual reciben atención. Si usted es herido en un vehículo que no tiene Soat, lo atiende el sistema de salud, y todo eso carga gastos, pero la persona que no está asegurada no está asumiendo el costo del seguro. Ese es uno de los problemas más serios, con una tasa de evasión alta”, aseguró Miguel Gómez, presidente de Fasecolda.

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