A raíz de la aprehensión de Javier Duarte el sábado pasado, mucho se ha comentado sobre la actitud mostrada por el ex gobernador veracruzano esa noche en Guatemala, cuyas imágenes han quedado para la posteridad en los videos y fotografías que circularon con profusión los medios de comunicación internacionales.

Pudimos observar en su rostro, que la ansiedad y el nerviosismo del momento provocaron instantes de risa al detenido, situación que en realidad pudo haber sido incontrolable. También se le vieron expresiones de desvarío, similares a las que caracterizan a personas con algún tipo de locura.

Al mirar las risueñas expresiones, la gente pensó en soberbia, en burla, y también en que Duarte quiso demostrar seguridad y despreocupación como en sus mejores épocas de gobierno. Mientras el país veía esas imágenes, tanto en medios de comunicación nacionales como en redes sociales, desde el mismo domingo empezó lo que pudiera ser una campaña para disminuir rumores de corrupción o alejar dudas y opiniones adversas en torno a la figura de su esposa Karime Macías.

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Y precisamente aquí empiezan las dudas. Cuando salen noticias insistentes que nos quieren convencer de que la señora no tuvo que ver en nada irregular, viene a la mente aquel famoso tuit defensivo que escribió Javier Duarte la mañana del 27 de julio anterior, después de que el ahora gobernador Yunes insistiera en su culpabilidad e involucrara a la Procuraduría General de la República. Ese día, Duarte escribió en su cuenta de Twitter: “Celebro que PGR participe en la investigación derivada de la ridícula denuncia que presentó en mi contra M. Yunes. La verdad nos hará libres”.

Y cuando analizamos que Duarte tardará muchos meses en llegar al país, debido al complejo proceso de extradición; cuando percibimos que se insiste en que todo esto es un circo, caja china o estrategia cercana a la necesidad electoral; o cuando nos percatamos del nuevo e inusitado interés en limpiar la cara de Karime, es cuando recordamos aquel tuit duartista.

¿Acaso la verdad a la que se refirió Duarte, es a la verdad jurídica? Y que por eso los dos, él y ella, aparentan tranquilidad. Porque si es a esa verdad a la que apelan, y si tenemos en cuenta lo que disponen las leyes sobre el manejo de los recursos públicos federales y estatales, lo único que llegaremos a ver en esta novela o serie al estilo “Friends”, que durará cinco, diez o más años, va a ser una muestra de castigos punitivos a sus ex colaboradores, al estilo árabe de las famosas “Cabezas de turco”.

Y las cabezas caídas serían las de ex funcionarios duartistas que hubieran sido ejecutores del gasto, secretarios de despacho, subsecretarios y tesoreros de Sefiplan, jefes de unidades administrativas, directores generales, contralores internos o directores jurídicos, a quienes se les demuestre el incumplimiento del deber legal y el enriquecimiento inexplicable. Para ser más claros, la aplicación pura y dura de la política de la gallina (defecar a los de abajo), que tanto alardeaba el propio Duarte.

Y si a esto le agregamos que alguna dosis de esa verdad, fortaleció alguna campaña política en el centro del país, el hecho se convertiría en un argumento más, para aclarar todavía más esa tranquilidad.

Bajo este entendido, Javier podría salir libre a los pocos años, y Karime, ya exenta de culpas jurídicas, y comprobada su total inocencia, sería convertida casi, casi, en santa.

Tendríamos que aceptar sin chistar, la certeza de aquel enigmático tuit, y que, efectivamente, la verdad jurídica los hará libres. Para siempre.

Entonces recordaríamos aquella sentencia que dice: “Lo justo no siempre es legal; lo legal no siempre es justo”.

Del dinero sin aparecer, acarreado a ocultos destinos en cientos de cajas de huevo, por los nuevos ricos del duartismo, tendríamos que reconocer lo que decían llenos de sabiduría nuestros viejos, cuando hablaban de recursos perdidos y de corrupción: “¡Ay mijito, no seas inocente, eso ya se perdió!”.

Mientras tanto, el presidente Enrique Peña Nieto, los dirigentes de los partidos políticos, senadores y gobernadores, buscan sacar provecho con la detención de Javier Duarte.

Cada quien con su verdad.

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