José Antonio Flores Vargas
La Meca, es la famosa ciudad sagrada del mundo islámico, ubicada en Asia Menor, concretamente en Arabia Saudita. En nuestra cultura occidental, existen otros sitios a los que se les da esa denominación, como por ejemplo en Estados Unidos, en la ciudad de Los Ángeles, el distrito de Hollywood, la “Meca del Cine Mundial”.
Si acudimos al Diccionario de la Lengua Española de la RAE (Real Academia Española), encontramos que una meca es un lugar que atrae por ser centro donde una actividad determinada tiene su mayor o mejor cultivo.
Esta idea surge al reflexionar lo ocurrido el día de ayer en el debate presentado en el noticiero matutino Despierta de la cadena Televisa, que conduce el periodista Carlos Loret de Mola, al que fueron convocados los dirigentes de tres partidos políticos del país: Ricardo Anaya del PAN, Alejandra Barrales del PRD y Enrique Ochoa Reza del PRI.
Los líderes partidistas debatieron sobre elecciones, crisis de partidos, la situación de México y varios asuntos más, destacando desde luego, el reiterado tema de la corrupción, con sus abundantes datos nacionales en todos los órdenes de gobierno.
Como habría de suponerse, y considerando la reciente suspensión de derechos partidarios del gobernador Javier Duarte en el PRI, en un momento dado, el debate ganó terreno en esa dirección, opacando las aseveraciones y propuestas de Alejandra Barrales.
El caso permitió el lucimiento de Ricardo Anaya, quien minimizó las acciones de la dirigencia priista, señalando con dedo firme y flamígero, que lo que la población clama, son dos cosas: reintegro de los recursos defraudados y cárcel a los corruptos. Que lo demás era una verdadera farsa.
En respuesta a ese ataque del dirigente panista, Enrique Ochoa dijo que el PRI es el único que ha hecho algo, ya que frenó las reformas anticorrupción de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo y suspendió los derechos de Javier Duarte como militante. Acusó a Anaya de mentir y de no actuar, haciendo énfasis sobre las acusaciones contra Miguel Ángel Yunes Linares, gobernador electo de Veracruz.
Con estas reiteradas expresiones sobre Javier Duarte y Yunes Linares en ese debate, y en varias informaciones recientes, pudiera pensarse que los demás casos de corrupción repetidos por todos lados, son asunto menor, corrupciones chiquitas digamos, y que Veracruz es el estado donde surge, crece y se multiplica la corrupción de manera extraordinaria. Casi, casi, como si nuestro estado fuera la meca de la corrupción en México.
Pareciera que los principales medios de comunicación se olvidan de casos como el de Mario Marín, el “Góber Precioso” de Puebla, Ángel Aguirre y los Murat, Yarrington, Moreira, Granier y Padrés, o los también recientes de Cesar Duarte y Roberto Borge.
Es cierto que Veracruz tiene un grave problema de corrupción, que esperamos se disminuya, pero a como están las cosas, tenemos que aceptar que la corrupción de gobernantes es un problema nacional con muchos y graves focos rojos.
Con esta realidad, cualquiera podría afirmar entonces, que la meca de la corrupción es todo el país.