A como vienen sucediendo las cosas en México, puede asegurarse que los años siguientes serán de problemas mayores para la sociedad. La acumulación de dificultades va a ocasionar una disminución general en la calidad de vida. Inseguridad pública, desempleo, caída de la planta productiva, pobreza creciente y ahora los dos grandes sismos que fracturaron amplias regiones del país, no auguran tiempos mejores.

Si a esto le agregamos los reiterados casos de corrupción que muestran las autoridades en los tres órdenes de gobierno, ninguna duda queda de que veremos incrementar los males que se han enquistado en todos los sectores de la vida nacional.

Porque si algo se puede asegurar desde este momento, es que las obras de reconstrucción que deberán iniciarse con motivo de esos movimientos telúricos, absorberán enormes cifras económicas que necesariamente se obtendrán vía reducciones presupuestales en todos los fondos y programas federales.

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Al bajísimo crecimiento económico que arrastra la nación, habremos de sumar el oneroso costo de la reparación de los daños.

En Veracruz tendremos nuevas autoridades municipales a partir de enero próximo. Y sabemos que muchos de los nuevos alcaldes, encontrarán faltantes de recursos, vicios burocráticos y deficiencias operativas derivadas del desfalco realizado por el exgobernador Javier Duarte.

En el caso del ayuntamiento de Xalapa, el alcalde electo ha dejado sentir claramente el estilo que impondrá como edil. De su trayectoria profesional, hasta ahora no se observa mácula alguna. De su paso por la política, se puede decir que ha sido un hombre congruente con lo que dice.

Pero será en su faceta como presidente municipal de Xalapa, cuando podremos afirmar si como autoridad resulta eficiente o no. Si como alcalde, cumple con las prometidas auditorías a la gestión de Américo Zúñiga y a sus cuestionadas obras públicas.

Se afirma lo anterior, porque empiezan a hacerse notorias, algunas expresiones y grupos políticos que aseguran su participación en la administración de Hipólito Rodríguez Herrero. Y preocupan, porque esas expresiones o grupos, son los que ha venido respaldando Américo.

En paralelo, vienen a la mente las fuertes afirmaciones de diversos actores políticos, en el sentido de que durante la elección pasada, la administración de Américo Zúñiga traicionó a su partido y apoyó abiertamente al partido MORENA y a sus candidatos. Algunos han llegado a decir que en esa elección, Américo dejó hacer y deshacer a su equipo, pero siempre en contra del PRI.

En el editorial “HIPÓLITO: EL QUE AVISA NO ES TRAIDOR”, publicado el 8 de agosto pasado en Palabras Claras, entre otras cosas, se dijo lo siguiente:

“Como ocurre durante el último año de gestión de las autoridades en nuestro país y en otras naciones con similares características de retraso, en el municipio de Xalapa empiezan a observarse situaciones que hacen recordar al famoso y mexicano “Año de Hidalgo”.

“Tan sólo en este año de despropósitos y decisiones atrevidas en el ayuntamiento de la capital del estado, los xalapeños que no le aplauden las ocurrencias a Zúñiga, han debido soportar varios tropiezos que no se pueden deber a ignorancia o falta de preparación, sino a una bien estudiada y convenenciera estrategia de salida decembrina.”

“Su pifia o voracidad más señalada, que obligó a pararlo en seco, es la necedad de concesionar el relleno sanitario de Xalapa, aspecto que debió dejar al próximo alcalde, Hipólito Rodríguez Herrero. Este estilo autoritario de Zúñiga, le ha advertido a un enérgico Hipólito, la necesidad de revisar muy bien la gestión del que será su antecesor en el cargo.”

“Por lo pronto, ha enviado senda señal a Américo Zúñiga. El que avisa no es traidor.”

Esperemos que el nuevo alcalde no caiga en los juegos y en la hidalga verborrea del alcalde saliente, y que efectivamente, cumpla con los xalapeños que votaron por él, pero que también esperan un cambio de formas, de cuentas y de moralidades.

Sin embargo, no todo está claro en el panorama. Empiezan a aparecer riesgos, inconsistencias y señales de negrura, en formatos que corren raudos por Xalapa, con expresiones como “tengo el nombramiento en la bolsa” porque “yo apoyé a Hipólito en las colonias”, “Hipólito no es político, necesita de mi”, frases que andan circulando en boca de políticos zuñiguistas y de otras corrientes saltarinas, con apellidos como Cisneros, Contreras, Barrera, Marín, Ponce, Ricaño y otros que están al acecho.

Si es así, triste destino el que espera al ayuntamiento morenista: por un lado las sanguijuelas zuñiguistas, por otro, los tránsfugas de ocasión, y por otro, los redimidos y amorosos personajes que nos mande “Andy” desde México.

Ojalá y no sea un cambio para quedar igual. Que Hipólito supere sus riesgos y evite decisiones riesgosas.

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