Durante un encuentro de amigos, hace un par de días, comentaban la triste realidad política que se vive en Veracruz.
La charla se prolongó por más de tres horas. Javier Duarte, sus colaboradores y allegados ocuparon breves comentarios, pero profundas conclusiones.
Javier Duarte, como gobernador, difícilmente será encarcelado por las acciones irregulares cometidas en su gestión. Las acusaciones en su contra, realizadas por la Auditoría Superior de la Federación, están elaboradas para que se salven, pero cuidado y pretenda burlar al SAT (Servicio de Administración Tributaria), dijo uno de ellos.
El más experimentado escuchó con atención y expresó: Sí, querido amigo, a Hacienda no se le engaña, esa institución sí tiene dientes para morder y destrozar.
La Procuraduría General de la República anunció que hay dos investigaciones en contra del Gobernador Duarte de Ochoa, y contra Vicente Benítez por los delitos de enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber legal. Falta investigar a Juan Manuel del Castillo que despacha desde las penumbras, lo poco que queda en las arcas publicas.
Si Duarte se va o no, antes de terminar su mandato, la interrogante forma parte de la especulación política. Lo que ya no se puede teorizar, es el hecho de que él, su familia y sus allegados, están metidos en un verdadero lío legal.
Si las cuentas no les cuadran, con los aguerridos funcionarios del SAT, todo está consumado en contra del aún gobernador.
Pobre Veracruz.