No cabe la menor duda que uno de los constantes yerros en el gobierno de Javier Duarte, es que nunca se caracterizó por tener operadores políticos de oficio, serios y con conocimiento de los temas a tratar, aunque hay sus excepciones, como es el caso de Flavino Ríos y quizá alguno más.
Resulta que en la sesuda intentona de crear dos fideicomisos para pagar los pasivos a los empresarios, siempre surgen los que quieren llevar agua para su molino y los mesías del tema.
Uno de los pontífices del diálogo con los empresarios veracruzanos, es el secretario de desarrollo económico, Gerardo Mancilla, que intenta convencerlos sobre los beneficios que traerían esos fideicomisos, divulgando reuniones con comerciantes que no representan ni a su familia.
Fiel a su estilo, Mancilla sigue vendiendo espejitos al gobernador Javier Duarte y seguramente con la voz grave y el rostro adusto le dirá “Señor, estamos trabajando de la mano con los empresarios, los traigo controlados y los vamos a planchar”.
Nada más falso.
Es tiempo de que se entienda que los integrantes de la Coparmex, la Canaco, el Cce, la Cmic, otros sectores importantes de peso y pesos, son la verdadera fuerza en el estado y no la morralla de unos cuantos.
Lo único que se quiere y argumenta, es que no se modifique el espíritu que creó el fideicomiso, en los tiempos del gobernador Miguel Alemán, es decir, hacer obras y ser detonante del desarrollo económico, no para pagar deuda.
Así de sencillo.