El filósofo moralista griego Plutarco de Queronea, en su obra Vidas Paralelas, escribió una serie de biografías de parejas griegas y romanas de su época. En ella, narra la historia de un patricio llamado Publio Clodio Pulcro, quien estaba enamorado de Pompeya, la mujer de Julio César. Durante una fiesta dedicada a la Buena Diosa, en la que sólo se permitían mujeres, movido por su ardor, Publio entró a la casa del César, disfrazado como ejecutante de lira, siendo descubierto por la guardia y condenado por los delitos de engaño y sacrilegio.
César reprobó a Pompeya, agregando que no le gustaba el hecho de que su mujer fuera sospechosa de infidelidad, advirtiéndole: “No basta con que la mujer del César sea honesta, sino que también tiene que parecerlo”.
Esta historia nos recuerda al funcionario más pulcro del sexenio de Javier Duarte, al titular del Orfis, el contador Lorenzo Portilla, a quien se le ve muy necesitado de que la sociedad y el nuevo gobierno sepan que es un dechado de corrección, honestidad, ética y vida proba.