Después de que el Secretario de Infraestructura y Obras Públicas en Veracruz, Elio Hernández Gutiérrez, compareciera ante los legisladores veracruzanos y detallara que de las 208 licitaciones públicas realizadas 129 han sido de forma directa, por un monto de 387.2 millones de pesos. en las oficinas de la dependencia se nota un nerviosismo entre los nuevos funcionarios de la 4T.
Resulta que los hombres de la “honestidad” adjudicaron esas obras a contratistas que fueron recomendados desde el altiplano, desde el Palacio de Enríquez y desde la segunda oficina de la Sefiplan, bajo el siguiente esquema: primero, hacían las licitaciones para cumplir lo que dice la ley; segundo, desechaban a todos los participantes para poder realizar asignaciones directas (modelo tramposo e inmoral pero legal) y; tercero, otorgaron el correspondiente anticipo de obra, que oscila más menos en un 20 por ciento.
Hasta ahí todo pareciera normal, sin embargo, los contratistas recomendados no contaban con la experiencia y equipo suficiente para hacer frente a los compromisos adquiridos y esto ya tiene consecuencias. Según trasciende, la mayoría de esos “empresarios honestos”, no comenzaron ninguna obra o las dejaron tiradas y ahora ¡nadie los encuentra!.
Si los funcionarios de la Cuarta Transformación habían escogido a las personas más honestas y profesionales para hacer realidad el cambio y las obras que merecen los veracruzanos ¿entonces por qué están rescindiendo los contratos al por mayor?
Hasta el momento, ni la nueva Contralora del Estado ni alguna autoridad sale a hablar del asunto, lo que si se comenta es que los “moches y piquetes de ojo”, que piden los honorables cuitlahuistas, oscilan entre el 10 y el 15 por ciento, a cambio de un buen contrato de obra, ya que el subejercicio de la dependencia es grave y andan con prisas intentando adjudicar a cualquiera que se acerque.
Buena bomba es la que está a punto de explotar en la SIOP de Veracruz y entre los empresarios de la construcción. A río revuelto, ganancia de pescadores.
