A propósito de la próxima visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Veracruz, en lo que será su séptimo arribo a la entidad, parece que los demonios se van a desatar. Y es que la intensa frecuencia del mandatario por venir a tierras jarochas, no es casualidad.

Según trasciende, se prepara algo gordo en contra del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares y no precisamente por las múltiples denuncias de corrupción, enriquecimiento ilícito, o la famosa “carpeta azul”, sino por el tema de las desapariciones de personas.

La necedad del fiscal Jorge Winckler, por aferrarse al cargo cuando políticamente ya no son sus tiempos, la del propio Miguel Ángel y las expresiones despectivas que tuvieron los Yunes de El Estero en contra de AMLO ahora si serán bien cobradas por los de la 4T. Vamos, ni perdón ni olvido.

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Así que si usted andaba preocupado por saber si Andrés Manuel o Cuitláhuac, aprovecharían para asistir al Festival de Salsa allá en Boca del Río, olvídelo, los morenos andan preparando una salsa distinta, muy picosa.

Pero no es todo. La adversidad a la que se enfrentará Yunes Linares le podrá quitar la gloria de la que se ufanaba cuando era gobernador. La liberación del exfiscal Luis Ángel Bravo Contreras tiene mucho fondo político y los propios panistas aseguran que Miguel Ángel también tendrá que enfrentar las falsas promesas, por ejemplo, el pacto que hizo con Diego Fernández de Ceballos, cuando intervino para que Bravo Contreras dejara la fiscalía, allá en la terraza del restaurante bar del edificio de gran lujo St. Regis México City.

Las cosas de la política requieren de personajes que cumplan con la palabra de honor, que no es lo mismo que el “me canso ganso” y todos los días lo recuerda el propio AMLO en sus mañaneras, cuando evoca a Don Benito Juárez.

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