“Siento angustia”, afirma Ilse, una chica de la generación Z o Centennials, cuando por alguna razón ajena a ella sus publicaciones en la plataforma de fotografías y videos Instagram no obtienen los “like” o “me gusta” que espera de sus seguidores.

Incluso, supone que le beneficia el hecho de que los seguidores de su cuenta en Instagram le den “like” a sus publicaciones.

¿De qué manera?, se le preguntó. “Cuando veo que les gustan mis fotos, me hace sentir bien y subo más fotos en horas determinadas con la intención de que las vean”, dijo.

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“Y si no tiene muchos likes, mejor la borro, siento angustia”, explicó la joven centennials, una generación (de 1995 en adelante) que parecida a los millennials (nacidos entre 1982 y 1994) viven su vida social en un alto porcentaje en las redes sociales: Facebook -propietaria de Instagram-, Twitter, WhatsApp, Flickr, Tumblr, YouTube, entre otras.

Este significativo impacto de los posts en Instagram variaría seguramente con las modificaciones que la plataforma de Facebook planea a nivel global y prueba ya en Canadá: quiere ocultar el número de likes de las fotos y videos, que se muestran en forma de corazón junto a cada imagen subida.

Instagram, de acuerdo con voceros de la firma, está haciendo pruebas en Canadá para ocultar la información respectiva, es decir, que los seguidores de un perfil no podrán ver el número total de los “me gusta” que ha recibido una publicación, aunque el propietario de la cuenta sí los seguirá viendo.

La idea es que los seguidores de un perfil se centren en el contenido, la calidad del post, ya sea foto o video, y no en la cantidad de “likes”, según anunciaron en la conferencia anual de desarrolladores de Facebook portavoces de Instagram, los primeros días de este mes en San José, California.

Con esta modalidad se pretende que los usuarios suban contenido auténtico, de calidad, y se sientan menos presionados por subir fotos solo para conseguir más “me gusta”.

El número de “likes” se ha convertido, para muchos de estos jóvenes centennials, en una obsesión. Una forma de medir su popularidad dentro de la red social.

Y aunque sí seguirán viendo el total de “me gusta” en sus fotos o videos, su competencia con otros usuarios por conseguirlos podría desaparecer, morir, pero vivirían menos presionados, menos estresados, menos angustiados, de acuerdo con expertos en Psicología.

Algunos estudios indican que Instagram es una de las redes sociales que más perjudica la salud mental, sobre todo en los jóvenes. Si bien, para otros tantos les da lo mismo tener o no “likes” y contar o no los “me gusta” de los usuarios que siguen.

Un reciente estudio publicado por la revista Psychological Science indicó que los circuitos cerebrales vinculados al placer, que se activan por ejemplo al comer chocolate o ganar dinero, reaccionan de igual forma en los jóvenes cuando ven gran cantidad de “me gusta” en sus fotos.

Además, la autoestima resulta de las más afectadas, una vez que comienzan a surgir cuestiones de aceptación o rechazo en su “reducido” mundo de las redes sociales.

¿De qué depende dar like? Las respuestas son muchas: porque si, ¿por qué no?, porque la foto en realidad agrada, porque el usuario nos gusta o simplemente por accidente.

La nueva modalidad que se prueba en Instagram responde a esta competencia por los likes, a la adicción a las redes sociales, y para muchos no pasará nada, incluso si llega a generalizarse, pero sí afectaría a la industria del marketing de influencia.

Los llamados “influencers”, entre ellos deportistas y artistas internacionales, reciben patrocinio por los likes que suman sus publicaciones.

“Si yo comparto algo en la red con cinco usuarios, el ´like´ tiene poco valor. Pero si comparto algo con millones de usuarios, el ´like´ adquiere un valor inmenso. El usuario como tal, en su marginalidad, no vale mucho. Pero si tomas toda la red en su conjunto, ahí si vale lo que están pagando hoy”, definió el reputado periodista financiero británico y exblogger de finanzas Felix Salmon.

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