La publicación de la lista más esperada por muchos británicos a finales de año, aquella que reconoce una variedad de honores reales a sus ídolos de la música, el cine o el deporte, ha resultado todo un fiasco en la presente edición. El Gobierno británico tuvo que presentar este domingo disculpas públicas después de que su web oficial añadiera, junto a los nombres de más de un millar de galardonados por Isabel II, la dirección completa de sus domicilios, en un acto involuntario, pero que viola la privacidad.

La difusión de esos datos confidenciales no solo afecta a personajes famosos y celosos de su intimidad, como la cantante y actriz Olivia Newton-John (nombrada dama del Imperio) o los oscarizados directores de cine Sam Mendes y Steve McQueen, que a partir de ahora lucirán el título de sir. Políticos, activistas sociales y representantes de diferentes estamentos civiles figuran en esa nómina de 1.097 personas que, con ocasión del Año Nuevo, obtienen el reconocimiento de la reina por su contribución al país.

Las direcciones personales de todos ellos estuvieron disponibles el pasado viernes por la noche en la Red al menos durante una hora, y antes de que los responsables de la Oficina del Gabinete británico se dieran cuenta del error. “Es extremadamente grave y preocupante que el Gobierno no tenga los mínimos resortes para la protección de datos y que haya puesto en peligro a los depositarios de los más altos honores”, ha denunciado la organización Big Brother Watch que hace campaña por la defensa de la privacidad.

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Abogados expertos en la cuestión que han sido consultados por diversos medios británicos subrayan que las consecuencias de ese fallo gubernamental dependerán de la actitud de los afectados, que tienen en su mano presentar una denuncia por la vía de lo civil. Ninguno de ellos ha expresado por el momento su intención de emprender acciones legales, aunque todavía es pronto para aventurar que no lo harán porque solo se tuvo noticia de la filtración de sus direcciones el sábado.

Quien sí ha levantado la voz para criticar el “completo desastre” en el que ha incurrido el Gabinete de sus propios correligionarios es el exlíder del Partido Conservador Iain Duncan Smith, él mismo investido este año caballero del Imperio. Quizá lo haya hecho para contrarrestar la movilización suscitada en las redes por el honor que acaba de concederle la reina al menos sobre el papel (en realidad es el Gobierno de turno el que confecciona la lista). Más de 100.000 personas habían firmado este sábado una petición online reclamando que se le retire el título de sir, esgrimiendo que los drásticos recortes sociales que acometió en su etapa como ministro de Trabajo son “indefendibles”.

En medio de la polémica que han acarreado este año los honores reales, al menos el Gobierno siente el alivio de que una segunda lista que se difunde aparte, la que honra el valor de miembros de la policía y personal militar, ha quedado inmune a la difusión adjunta de datos personales. De haber ocurrido lo contrario, su capacidad para salvaguardar la seguridad nacional hubiera quedado en entredicho. Y el actual revuelo hubiera devenido en una crisis en toda regla.

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