Javier Roldán

Antes de construir el segundo piso, tienen que cimentar y remodelar el primero

Las declaraciones del embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, causaron una gran y justificada molestia, en la presidenta Sheinbaum, el ‘diplomático’ señaló que la estrategia de ‘abrazos no balazos’, había sido un fracaso, además que, por cuestiones ideológicas, el ex presidente López Obrador, rechazó una cooperación millonaria para reforzar la Seguridad Pública.

Desde luego, el hecho es una injerencia notoria en las políticas públicas mexicanas, lo cual motivó una nota diplomática, misma en la que se manifiesta el extrañamiento por los dichos de Salazar, sin embargo, el tema no escaló, por el momento, a mayores.

En este tenor, llama la atención la reforma al artículo 21 constitucional, aprobada en San Lázaro (incluido el voto a favor de la oposición), que convierte a la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en una súper dependencia, ya que, entre otras cosas, le otorgan facultades de investigación, como si fuera un ministerio público.

También, la SSPC “será la encargada de formular, coordinar y dirigir la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, así como los programas, las políticas y acciones respectivos”. En pocas palabras, dejará de ser el adorno administrativo en que se convirtió el pasado sexenio.

En términos prácticos, la mandataria admitió que lo hecho en la materia fue un fiasco, de lo contrario, no hubiese propuesto una reestructuración de fondo y habría continuado repartiendo abrazos. Como dijo el clásico: lo que se ve no se juzga.

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