La Arquidiócesis de México criticó lo que llamó una omisión hipócrita de responsabilidades elementales de las autoridades durante los hechos vandálicos en la marcha que se convocó para denunciar la violencia de género.
“Actuar no es sinónimo de reprimir. Actuar como autoridad democrática es garantizar la paz, defender los derechos y la seguridad de todos. Lo otro es una omisión hipócrita de responsabilidades elementales”, aseveró la Iglesia Católica en su editorial del semanario Desde la Fe .
“Una mano dura que tome el camino de la represión –sea abierta y pública, o escondida y hasta legalizada como la llamada “ley garrote”- es tan reprobable como una mano blandengue que ignore el camino de responsabilidades y derechos, que diga que va a arreglar todo con abrazos amorosos o tolerando impunidades selectivas”, reprochó.
Advirtió que ambas manos también se constituyen en catapulta de una violencia latente que tarde o temprano se vuelve más difícil de contener en el marco de las instituciones y las leyes.

Alertó que la violencia es un monstruo de mil cabezas y una de sus formas más dañinas y contumaces es la que se enmascara como “acción políticamente correcta”, pero que infringe daño y abuso contra víctimas inermes, resignadas y abandonadas a soportar más allá del colmo.
“Expresiones retóricas tan fáciles y tan oficiales como no criminalizaremos la protesta pueden ser apenas la punta de un iceberg de dimensiones riesgosas al que, a veces, parece que nos hemos acostumbrado”, sostuvo en su editorial titulada :” No más violencia contra la mujer”.
Afirmó que sigue siendo urgente una atención profunda, permanente y eficaz, “pues de continuar con remedios superficiales, ocasionales y dulzones, sólo le estaríamos apostando a una violencia mayor”.
Señaló que México necesita encontrar el camino ordinario y estable hacia el ejercicio de derechos, la paz y el respeto.
“En esa tarea cada familia y cada ciudadano, cada empresa y cada partido, ¡todos!, hemos de estar comprometidos. No nos queda duda que desde la familia y la escuela se van sembrando y cultivando valores que han de florecer y fructificar en una mejor sociedad”, indicó .

Llamó a no conformarnos “con mesas de diálogo donde no se dialoga, donde cada participante representa por intereses parciales y no la búsqueda del bien común”.
Advirtió que mucha violencia, sutil o explícita, pero capaz de hacer daño, puede esconderse entre las líneas de lo políticamente correcto.
Cuestionó que se reacciona a la violencia con métodos que toleran y fomentan la impunidad, o cuando se pretende eliminar los síntomas de un problema, sin atender sus causas profundas.
“Más allá de la contradicción que implica un desenlace vandálico en una marcha que se convoca para denunciar la violencia de género, ciudadanos y autoridades hemos de ser sensatos para seguir resolviendo la violencia generalizada”, agregó.