Las cifras de asistencia a la marcha por el cuarto año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, vuelve a ser el centro de la discusión en México, como sucedió con la marcha ciudadana en defensa del Instituto Nacional Electoral, del pasado 13 de noviembre.

Según López Obrador hubo 1.2 millones de personas participando en su marcha, 22 gobernadores acudieron al llamado y la presencia de las tres corcholatas presidenciables más fuertes de su movimiento: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

Contrario a la primera marcha, AMLO mostró poder de convocatoria al usar el aparato del Estado para congregar a miles de personas en las calles de la Ciudad de México hasta llegar al Zócalo de la capital -para oír un cansino discurso de más de 1 hora y media- destinando dinero público para ‘hacer’ política y ‘convencer’, sin dignidad alguna, a los que menos saben y menos tienen.

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De acuerdo con un recuento realizado por el diario Reforma en 25 puntos de la CDMX, cercanos a la zona de la marcha, se contabilizaron 1,787 autobuses utilizados para trasladar a los simpatizantes, que, si se considera una capacidad de 35 personas en cada uno, movilizaron a 62,545 personas, sólo en ese tipo de transporte.

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Con todo eso, la contramarcha de AMLO ha vuelto a evidenciar el desorden y alboroto que caracteriza a la mayoría de los funcionarios y administraciones de la autodenominada cuarta transformación, además de un “derroche de miles de millones de pesos desde el poder del estado sin sentido” como lo reconoció el morenista y politólogo Gibrán Ramírez.

Sin fuerza para mover su base social, los mensajes de WhatsApp, correos electrónicos, reuniones de oficina y la coacción a funcionarios públicos, empleados de confianza, beneficiarios de programas sociales fueron el mecanismo para presionar la asistencia a la fiesta de López Obrador.

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A diferencia de la movilización morenista, la convocatoria ciudadana en defensa del INE concentró en libertad a miles de ciudadanos en la Ciudad de México y hubo marchas importantes en más de 80 ciudades de la república mexicana, mientras que la convocatoria del presidente López Obrador tuvo un escaso apoyo en otros puntos del país.

Lo destacable de la movilización lopezobradorista es que no hubo enfrentamientos ciudadanos y las mismas autoridades reportaron saldo blanco.

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