El Día de la Antártida este domingo coincide con el 60 aniversario del Tratado Antártico, el acuerdo internacional que se firmó en Washington el 1 de diciembre de 1959 para proteger el continente blanco y convertirlo en una tierra de ciencia y paz. Los países signatarios, pasaron de los 12 iniciales a los 54 actuales, han dado vida a un caso únido en la historia del derecho internacional, haciendo posibles descubrimientos cruciales para la salud del planeta como el del agujero de ozono. Pero las tensiones políticas han reavivando el riesgo durante mucho tiempo inactivo, en vista de la fecha límite del tratado programada para 2041, como explica Antonio Meloni, presidente de la Comisión Científica Nacional para la Antártida.

“El Tratado de 1959 siguió, desde el punto de vista político, a la coordinación internacional que se había iniciado entre 1957 y 1958 con el Año Geofísico Internacional (IGY), anunciado por las naciones que se encargaron de las observaciones geofísica a nivel planetario, particularmente en las áreas polares”, señaló el experto. Con casi 15 millones de kilómetros cuadrado, prácticamente una extensión y media de Europa, la Antártida siempre ha sido sinónimo de exploración y deseo de conquista, pero en la segunda era de Posguerra fue interés de la comunidad científica para mantenerlo libre de reclamos de soberanía territorial, de conflictos militares y de la explotación de los recursos naturales. Italia también se unió al tratado en 1981, convirtiéndose en miembro de pleno derecho en 1987, después de haber realizado el primer envío de personal en 1985 y tener en 1986 su base (Mario Zucchelli) en la Bahía Terra Nova.

Desde entonces, han pasado 35 años de intensa actividad.de investigación, “realizado gracias a habilidades de excelencia”, enfatizó Meloni.

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Con los años, el Tratado Antártico se ha enriquecido convertirse en un verdadero Sistema del Tratado Antártico, con la Convención de Londres para la preservación (1972), la Convención de Canberra sobre la conservación de recursos marinos vivos (1980) y la Convención de Wellington para la gestión de las actividades mineras (1988), además del Protocolo de Madrid sobre Protección del Medio Ambiente (1991). Este último “refundó el Tratado Antártico para otros 50 años, entonces la fecha límite es 2041”, detalló Meloni. “Las cosas pueden renegociarse pero ya se ven algunas dificultades, consideradas las ocultas de interés de algunos países por la explotación intensiva de recursos pesqueros y la creciente atención a la cobertura continente glacial, que hoy representa una preciosa reserva en la que se concentra el 70% del agua dulce Planeta”, avisa el experto.

“La esperanza es que el acuerdo pueda ser salvaguardado, también gracias al fuerte compromiso de las naciones que históricamente investigan en la Antártida”, completó.

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