Nuevas protestas y encontronazos con policías estallaron en Chile el lunes a pesar del reemplazo del presidente Sebastián Piñera de ocho ministros clave de su gabinete por figuras más centristas y de sus intentos de asegurar al país que ha escuchado los llamados para una mayor igualdad y mejores servicios sociales.

Miles de manifestantes se congregaron nuevamente en el centro de Santiago, y un grupo incendió un edificio que alberga un restaurante de comida rápida y tiendas.

Mientras se desarrollaban las marchas, cientos de miles de personas intentaron llegar a casa del trabajo en autobuses gratuitos enviados por el gobierno de la ciudad para reemplazar los trenes fuera de servicio debido a la quema de docenas de estaciones durante la última semana en el que hasta ahora era el sistema de transporte público más moderno de América Latina.

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El presidente derechista Sebastián Piñera cambió a los ministros de Interior, Tesorería, Economía, Trabajo y otros cuatro ministerios con funcionarios generalmente más jóvenes vistos como más centristas y accesibles.

“Chile ha cambiado y el gobierno debe cambiar”, dijo el presidente que semanas atrás dijo que estaba “en guerra” con los manifestantes.

“Este #CambiodeGabinete significa el inicio de una nueva etapa de mayor diálogo con los ciudadanos y de mayor unidad nacional y tb para impulsar con un equipo joven y con nuevos bríos la Agenda Social. Agradezco gran compromiso y vocación de los ministros q hoy dejan el Gabinete”, dijo el mandatario en un tuit.

Sin embargo, su administración no anunció ninguna nueva medida para abordar las demandas de la sociedad de mejoras en los servicios sociales y el alto costo de la vida en el país supuestamente más próspero del continente.

Casi unánimemente, las manifestaciones dicen estar enojados y frustrados por el llamado modelo neoliberal que ha promocionado a Chile como un país floreciente y equitativo, cuando la realidad es que el sistema de jubilaciones privado ha sido criticado por años y los sistemas de salud y educación, que combinan lo público y lo privado, no son accesibles para la mayoría de los chilenos de los quintiles más bajos.

Muchos chilenos esperan hasta un año para un turno con un especialista o incluso se han reportado casos de familias que reciben llamadas de los hospitales para concretar citas médicas para pacientes que murieron hace meses. Cientos de miles de personas viven endeudadas por décadas por préstamos estudiantiles que tuvieron que tomar para poder terminar sus estudios.

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