El candidato a la presidencia de Bolivia por el Movimiento al Socialismo (MAS), el ex ministro de Economía Luis Arce, ha denunciado este lunes en Buenos Aires la “falta de garantías para hacer campaña” con vistas a las elecciones del 3 de mayo. “Ahora mismo, desde el golpe de Estado, sufrimos persecución y hostigamiento, exigimos que se cumplan la Constitución y las leyes aún vigentes porque tenemos derecho a expresarnos”, ha dicho. También ha expresado dudas sobre la nueva composición del tribunal electoral, “en el que figuran personas directamente relacionadas con candidatos de la derecha”.

Arce reside en México, en condición de asilado político, pero asegura que volverá pronto a Bolivia. El viernes viajó como turista a Buenos Aires para participar en la asamblea, dirigida por el expresidente Evo Morales, que debía elegir los candidatos del partido o, en sus términos, “instrumento político”. El domingo, Morales proclamó la designación de Arce. Al día siguiente, el Ministerio Público boliviano ha anunciado la apertura de una investigación contra Arce por el caso Fondo Indígena, acerca de la presunta sustracción de dinero público para uso privado por parte de numerosos dirigentes del MAS.

El candidato ha sido muy prudente. Ha restado importancia al rechazo de su candidatura por parte de organizaciones sociales indígenas (ha dicho que el candidato a vicepresidente, David Choquehuanca, dialogaría y resolvería “la situación”), ha considerado que las clases medias no estaban desencantadas tras los tres mandatos de Evo Morales (“nosotros llevamos a la clase media a 12 millones de personas que vivían en la pobreza”) y ha preferido no opinar sobre el comportamiento de los jefes militares y policiales que “aconsejaron” a Morales que renunciara tras las irregularidades en las elecciones de octubre (“habrá que evaluar en su momento esos hechos”).

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“La presidenta de facto Jeanine Áñez no maneja bien la economía, se vuelve al pasado, al reparto de empresas públicas entre grupos oligárquicos y al temor de la gente que saca su dinero de los bancos y lo convierte en dólares”, ha explicado. Su primer objetivo como presidente, ha dicho, sería “devolver la estabilidad y la confianza” a la economía. “Nosotros nunca estuvimos a favor de la globalización y del libre comercio, y ahora el propio Donald Trump se opone”, comentó. Su gestión presidencial daría “continuidad” a lo realizado durante los mandatos de Evo Morales, de quien negó ser el sucesor: “Aquí todos somos simples militantes”, afirmó.

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