Un ataque con drones perpetrado el fin de semana en Arabia Saudita redujo los suministros mundiales de energéticos y mermó la producción petrolera del reino, además de amenazar con provocar una crisis en la región.

El presidente Donald Trump dijo que Estados Unidos tenía razones para creer que sabía quién era el autor del ataque —su secretario de Estado había culpado a Irán la víspera— y aseveró que “estamos… armados y listos” para responder cuando se tenga confirmación, y que estaba esperando escuchar a los saudíes sobre quién creen que es el responsable y “bajo qué términos proceder”.

Los tuits se publicaron después de una reunión del Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca en la que participaron el vicepresidente Mike Pence, el secretario de Estado Mike Pompeo y el secretario de Defensa Mark Esper.

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Horas antes, altos funcionarios estadounidenses dijeron que imágenes satelitales y otro tipo de inteligencia muestran que el ataque no tiene las características de haber sido lanzado desde Yemen, donde los rebeldes hutíes, que cuentan con respaldo iraní, se adjudicaron la autoría.

Irán, en tanto, señaló que los comentarios estadounidenses eran “mentiras máximas”, mientras que un comandante de la Guardia Revolucionaria del país reiteró que sus fuerzas podrían atacar bases militares estadounidenses ubicadas a lo largo y ancho de Medio Oriente con su arsenal de misiles balísticos.

El gobierno de Estados Unidos divulgó fotografías satelitales que mostraban lo que las autoridades dijeron son por lo menos 19 puntos de impacto en dos instalaciones industriales saudíes, incluidos daños en el corazón de la crucial planta de procesamiento de crudo en Abqaiq. Los funcionarios dijeron que las imágenes mostraban impactos que tenían concordancia con un ataque proveniente de Irán o Irak, no desde Yemen hacia el sur.

Irak negó el domingo que su territorio fuera utilizado para un ataque contra el reino saudí, y los funcionarios estadounidenses señalaron que un lanzamiento desde ahí habría sido una violación a la soberanía de Irak.

Los funcionarios de Estados Unidos dijeron que algunos dispositivos, que aparentemente no llegaron hasta sus objetivos, fueron recuperados en el noroeste de las instalaciones y añadieron que estaban siendo analizados en conjunto por agentes de inteligencia saudíes y estadounidenses.

Los funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato para poder discutir cuestiones de inteligencia, no mencionaron si el dron pudo haber sido lanzado desde Yemen, y luego haber tomado una ruta indirecta, pero no lo descartaron explícitamente.

Los ataques y recriminaciones están avivando los temores de un enfrentamiento en la región, luego de que un importante senador estadounidense sugirió atacar las refinerías de petróleo iraníes en respuesta al incidente, e Irán advirtió de la posibilidad de mayor violencia.

“Debido a las tensiones y la delicada situación, nuestra región es como un barril de pólvora”, comentó el general de brigada iraní Amir Ali Hajizadeh. “Cuando las fuerzas entran en contacto una con la otra, es posible que ocurra un conflicto a causa de un malentendido”.

Alguna acción por parte de cualquiera de los dos lados podría desatar una guerra que se ha estado gestando debajo de la superficie en el Golfo Pérsico en los últimos meses. Ya ha habido ataques misteriosos contra buques petroleros, de los cuales Estados Unidos responsabilizó a Teherán, además de por lo menos un presunto ataque israelí contra las fuerzas chiíes en Irak, y otro de Irán para derribar un dron militar estadounidense de reconocimiento.

El ataque perpetrado el sábado contra instalaciones saudíes -la planta Abqaia y en el yacimiento petrolífero de Khurais- provocó que se interrumpiera la producción de aproximadamente 5.7 millones de barriles de crudo por día, que equivalen a más del 5 por ciento del suministro diario mundial.

De momento, no estaba claro cómo el rey Salmán y su hijo, el príncipe heredero Mohammed bin Salmán, responderán al ataque.

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