Estados Unidos y el Talibán firmaron hoy un histórico acuerdo de paz que busca poner fin a 18 años de derramamiento de sangre en Afganistán y permitir que las tropas estadunidenses regresen a casa tras la guerra más larga librada nunca por Washington.

El negociador estadunidense, Zalmay Khalilzad, y el jefe político de los talibanes, Abdul Ghani Baradar, firmaron el texto y sellaron su acuerdo con un apretón de manos recibido con aplausos y gritos de “Allahu Akbar (Dios es el más grande)” de parte de los presentes.

La firma del acuerdo ha ido en paralelo con una comparecencia en Kabul del presidente afgano, Ashraf Ghani, acompañado del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, quienes han expresado al mandatario su total respaldo tanto en la preservación de la paz como en la apertura de las negociaciones.

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Los talibanes, por su parte, han anunciado este sábado la suspensión de sus operaciones ofensivas en todo el país durante todo el día mientras su cúpula discute la posibilidad de ampliar este, como lo han descrito, “modo defensivo” a lo largo del domingo y días venideros.

El acuerdo

Washington empezará a retirar miles de efectivos militares, que se reducirán de los actuales 13 mil a 8 mil 600 en los próximos cuatro a cinco meses.

El retiro total, en 14 meses, dependerá de que el Talibán cumpla ciertas condiciones antiterroristas. Ese cumplimiento será evaluado por Estados Unidos.

El secretario de Estado estadunidense, Mike Pompeo, dijo que Washington tiene una visión “realista” del acuerdo de paz, pero que “aprovecha la mejor oportunidad para la paz en una generación”.

En declaraciones tras la ceremonia de firma, Pompeo dijo que persiste la furia por el hecho de que los ataques del 11 de septiembre de 2001 fueron planificados en Afganistán bajo el régimen del Talibán.

Aseguró que Estados Unidos no “malgastará” aquello que sus soldados “han ganado con sangre, sudor y lágrimas”.

Añadió que hará lo que sea necesario para garantizar su seguridad si el Talibán no cumple el acuerdo.

LIBERACIÓN DE PRISIONEROS

El acuerdo estipula que “para facilitar las condiciones de un acuerdo político, el Gobierno afgano participará en una conversación con los talibán, auspiciada por Estados Unidos, para concretar medidas de confianza”.

Entre ellas se encuentra la “liberación de un importante número de prisioneros por ambas partes”.

Aunque todavía no se ha concretado un número oficial, uno de los delegados negociadores de los talibán, Sher Mohammad Abbas Stanikzai, declaró que “Estados Unidos ha ofrecido garantías para la liberación de 5 mil prisioneros antes del comienzo de las conversaciones de paz con el Gobierno de Afganistán”.

Por último, Estados Unidos también ha anunciado que discutirá con el Gobierno afgano la posibilidad de realizar nuevas misiones de adiestramiento a las fuerzas de seguridad afganas, específicamente destinadas para combatir a la sección afgana de la organización yihadista Estado Islámico, Estado Islámico – Jorasán, Al Qaeda y “otros grupos terroristas internacionales”.

En este sentido, Washington se declara “prearado para emprender operaciones militares adicionales en Afganistán, con el consentimiento de la república afgana, para interrumpir y degradar” las operaciones de stos grupos, “con pleno respeto a la soberanía de Afganistán” y en concordancia con los acuerdos de seguridad existentes.

Guerra interminable

El entonces presidente George W. Bush ordenó la invasión de Afganistán, en respuesta a los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Algunos de estadunidenses que revistan allí no habían nacido cuando las torres gemelas del Centro de Comercio Mundial se vinieron abajo en una soleada y fresca mañana que cambió la forma de ver el mundo de los estadunidenses.

Tardaron apenas unos meses en derrocar a los talibanes y en obligar a Osama bin Laden y a la cúpula de Al Qaeda a cruzar la frontera hacia Pakistán, pero la guerra se prolongó durante años cuando Estados Unidos intentó establecer un Estado funcional y estable en uno de los países menos desarrollados del mundo.

Los talibanes se reagruparon y en la actualidad controlan más de la mitad del territorio afgano.

Washington gastó más de 750 mil millones de dólares y la guerra se cobró decenas de miles de víctimas mortales en todos los bandos.

Pese a este, el conflicto ha sido a menudo ignorado por los políticos y la población estadunidenses.

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