La supuesta diplomacia paralela de Rudy Giuliani, actividad irregular que está en la base de la trama ucrania que ha provocado el impeachment del presidente Donald Trump, se extendió también a Venezuela, según publica este lunes The Washington Post. El exalcalde de Nueva York y abogado personal del mandatario estadounidense, que no ostenta cargo alguno en la Administración estadounidense, participó en una conversación telefónica en septiembre de 2018 con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en medio de las crecientes tensiones entre Caracas y Washington, que buscaba la destitución pactada del líder bolivariano.

En la conversación estuvo también presente el entonces congresista por Texas Pete Sessions, según ha confirmado al diario su portavoz Matt Mackowiak, que asegura que se trataba de una llamada de seguimiento tras una visita del legislador republicano a Maduro en Caracas la primavera anterior. La visita de Sessions y la posterior llamada formaban parte de una iniciativa diplomática en la sombra, apoyada en parte por intereses privados, según el Post, para organizar una salida negociada de Maduro que permitiera abrir de nuevo el país, rico en recursos naturales, a los negocios privados extranjeros.

La conversación de Giuliani con Maduro es otro ejemplo de cómo el abogado personal del presidente se inmiscuía en la política exterior estadounidense, sembrando el desconcierto en los cauces diplomáticos oficiales. La investigación realizada por los congresistas en los últimos meses, que ha llevado a la Cámara de Representantes a aprobar este mes el impeachment de Trump, proceso extraordinario previsto en la Constitución por el que el Senado votará en las próximas semanas sobre la destitución del presidente por los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso, reveló una campaña similar orquestada por Giuliani en Ucrania. El abogado privado del presidente, según diversos testimonios en el Capitolio, presionó a oficiales ucranios para que anunciaran investigaciones a los rivales políticos de Trump en beneficio de sus intereses electorales personales.

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Sessions, que representaba en el Congreso a un distrito que acoge a compañías petroleras que tuvieron intereses en Venezuela, regresó de su viaje a Caracas con una lista de garantías que había aceptado Maduro para dejar el poder. Pero algunos oficiales estadounidenses, siempre según el Post, sospechaban que era solo una forma de legitimar las elecciones que iba a celebrar en mayo.

En verano, Giuliani empezó a hablar con individuos relacionados con Maduro. En septiembre, Sessions estaba al teléfono con Maduro, y Giuliani participó en la conversación, según el diario, sin intervenir demasiado durante la hora que duró la misma. El abogado trasladó la idea de una salida negociada con Maduro a John Bolton, entonces consejero de Seguridad Nacional, pero este la desechó.

De las audiencias celebradas en el Capitolio se desprende que Giuliani prosiguió con su trabajo privado de consultoría por todo el mundo, mientras representaba al presidente sin cobrar por ello y se arrogaba, además, una imprecisa representación de la Administración estadounidense. La fiscalía del distrito sur de Nueva York, que el propio Giuliani dirigió antes de convertirse en alcalde de la ciudad, investiga las actividades del abogado, a raíz de una causa abierta contra dos de sus socios, Lev Parnas e Igor Fruman, arrestados el pasado mes de octubre.

Esta no es la primera vez que Venezuela se cruza en las actividades de Giuliani. Este verano, el empresario Alejandro Betancourt López, residente en la actualidad en España, contrató al abogado del presidente Trump para que le ayudara a eludir una investigación judicial en Florida. La causa, por la que ocho personas, incluyendo el primo de Betancourt, han sido ya acusadas, alega que empresarios y oficiales venezolanos conspiraron para robar dinero de la compañía estatal de petróleo y lo blanquearon en el mercado inmobiliario de Florida. Las tramas ucrania y venezolana confluyeron en Madrid: el 2 de agosto, Giuliani se reunió en un hotel de la capital española con Andrei Yermak, asistente de Zelenski, para concretar el encargo que Trump había realizado por teléfono al presidente ucranio. El principal motivo de Giuliani para citarse en Madrid era reunirse con Betancourt, del que fue huésped en una histórica finca de su propiedad en Toledo.

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