El papa Francisco volvió hoy a alzar su voz contra la invasión rusa de Ucrania y a favor de negociaciones que pongan fin al conflicto armado.

“Incluso durante el viaje nunca dejé de rezar por el pueblo ucraniano, que fue agredido y torturado, pidiendo a Dios que los librara del flagelo de la guerra”, dijo en el Angelus, haciendo referencia a su visita de seis días a Canadá, de la que regresó al Vaticano el sábado.

“Si mirásemos la realidad con objetividad, considerando el daño que cada día de guerra trae a esa población, pero también al mundo entero, lo único razonable sería detenernos y negociar.

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Que la sabiduría inspire pasos concretos de paz”, exhortó.

En su comentario del Evangelio de hoy, ante los aproximadamente 12.000 fieles que desafiaban el calor de la Plaza de San Pedro, entre otras cosas, el Papa apuntó contra el interés económico, y en particular el “escándalo” del comercio de armas, que según él estaría detrás de cada guerra.

“Pensamos también en las guerras y los conflictos: el afán de recursos y riquezas casi siempre tiene algo que ver. ¡Cuántos intereses hay detrás de una guerra! Seguro que uno de ellos es el comercio de armas. Es un escándalo al que no debemos ni podemos resignarnos”, sostuvo.

Por otro lado, para el Pontífice, “la codicia es una enfermedad peligrosa también para la sociedad: por ella hemos llegado hoy a otras paradojas, a una injusticia como nunca antes en la historia, donde pocos tienen mucho y muchos poco o nada”.

Y “en el fondo de todo esto no hay sólo unos poderosos o determinados sistemas económicos: en el centro está la codicia que está en el corazón de todos”, subrayó.

Y eso es, según Francisco, “la codicia desenfrenada de bienes, el deseo de enriquecerse siempre, es una enfermedad que destruye a las personas, porque el hambre de posesión crea adicción”.

“Sobre todo, quien tiene mucho nunca está satisfecho: siempre quiere más, y sólo para sí mismo. Pero así ya no es libre: es agredido, esclavo de lo que paradójicamente le ha debido servir para vivir libre y sereno. En lugar de ‘usar’ el dinero, se convierte en ‘servidor’ del dinero”, remarcó.

En particular, el Papa pidió no “sacrificar la legalidad y la honestidad en el altar de la codicia”.

Y usó deliberadamente la palabra “altar”, “porque los bienes materiales, el dinero, la riqueza pueden convertirse en un culto, en una verdadera idolatría”, señaló.

En tanto, apenas de regreso de la “peregrinación penitencial” a Canadá, en el Vaticano comenzarán los trabajos sobre el hipotético viaje de Francisco a Ucrania, que el pontífice confirmó, incluso en un encuentro con la prensa en el avión, que quería realizar.

El Secretario de Relaciones con los Estados, monseñor Paul Richard Gallagher, explicó que este martes el Papa se reunirá con el embajador de Kiev ante la Santa Sede, Andreii Yurash, para evaluar las posibilidades de la visita.

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En cuanto a la eventual organización, entre los aspectos logísticos a resolver está desde dónde llegar a Kiev en tren -ya sea desde Polonia o desde Rumanía-, ya que el transporte aéreo es imposible por obvias razones de seguridad.

De ser así, dicen los observadores más atentos, la visita debería tener lugar ya en agosto, ya que Jorge Bergoglio anunció tiempo atrás que acudirá al Congreso de Líderes Religiosos Mundiales en Kazajstán, en septiembre, donde podría tener lugar el esperado encuentro con el patriarca de Moscú, Kirill.

Y, sin duda, un viaje a Kiev después del abrazo con un partidario acérrimo de la guerra de Putin como Kirill sería irritante para los ucranianos. 

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