El Papa Francisco aprovechó el sábado su mensaje de Año Nuevo para hacer un claro llamamiento al fin de la violencia contra las mujeres, diciendo que es un insulto a Dios.

El pontífice, de 85 años, celebró una misa en la Basílica de San Pedro en el día en que la Iglesia Católica celebra tanto la solemnidad de Santa María Madre de Dios como su Día Mundial de la Paz anual.

Francisco pareció estar en buena forma, después de un inexplicado incidente en la víspera de Año Nuevo, donde asistió a un servicio pero en el último minuto no lo presidió como se esperaba.

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Al comienzo de la misa sabatina, recorrió todo el pasillo central de la basílica, a diferencia del viernes por la noche, cuando salió por una entrada lateral cercana al altar y observó desde los márgenes.

La homilía de Año Nuevo versó en torno a la maternidad y las mujeres -afirmando que son ellas las que mantienen unidos los hilos de la vida- y la empleó para hacer uno de sus llamamientos más enérgicos hasta la fecha para poner fin a la violencia contra ellas.

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“Y puesto que las madres dan la vida, y las mujeres mantienen el mundo (unido), hagamos todos mayores esfuerzos para promover a las madres y proteger a las mujeres“, comentó.

“¡Cuánta violencia se ejerce contra las mujeres! ¡Basta! Herir a una mujer es insultar a Dios, que de una mujer asumió nuestra humanidad, no a través de un ángel, no directamente, sino a través de una mujer”, dijo, en referencia a la madre de Jesús, María.

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