En la esquina más importante de la Ciudad de México, la de Paseo de la Reforma e Insurgentes, en unos dos metros cuadrados de jardín público, se ha sembrado el primer plantío no clandestino de marihuana, y sus cultivadores están ahí para contarlo.

Unas tiendas de acampar, un invernadero, mesas, se han montado y desplegado, desde el pasado domingo 2 de febrero por colectivos que apoyan una Ley General de Cannabis que les garantice el derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Unos surcos húmedos quedaron marcados desde que el movimiento se instaló, junto enfrente del acceso al público del Senado de la República, que es Cámara de Origen para el estudio, dictamen, debate y votación de esta ley, en primera instancia, y que luego, con estatus de minuta vaya a la Cámara de Diputados a su proceso de revisión.

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«Les quedan 82 días para legislar», es el marcador que se actualiza cada mañana, dirigido a los legisladores, que están en mora de cumplir con la expedición de un marco jurídico para la cannabis, con lo cual se daría un vuelco a la política de prohibición de la hierba.

Por ello, se dice en el campamento, este es el «primer plantío no clandestino», ya que está prohibido el cultivo, transporte, comercio de la cannabis, a la que se deberá abrir espacio en la ley para su consumo lúdico, entre diversas utilidades.

La causa del Movimiento Cannabico, en su plantón permanente ante el Senado, es que se legisle la libre asociación sin límite de plantas.

Sus colectivos asociados están a favor del cultivo sin fines de lucro y que su uso pueda ser personal y asociado; por el consumo en espacios seguros. Son defensores de la no criminalización y revisan hasta las formas sutiles.

Defienden el trato digno a las personas y que la ley no discrimine, por lo que están e contra de que se disponga la formación de un padrón de consumidores, que no existe, por ejemplo, para el caso del alcohol.

En la esquina más importante de la Ciudad de México, la de Paseo de la Reforma e Insurgentes, en unos dos metros cuadrados de jardín público, se ha sembrado el primer plantío no clandestino de marihuana, y sus cultivadores están ahí para contarlo.

Unas tiendas de acampar, un invernadero, mesas, se han montado y desplegado, desde el pasado domingo 2 de febrero por colectivos que apoyan una Ley General de Cannabis que les garantice el derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Unos surcos húmedos quedaron marcados desde que el movimiento se instaló, junto enfrente del acceso al público del Senado de la República, que es Cámara de Origen para el estudio, dictamen, debate y votación de esta ley, en primera instancia, y que luego, con estatus de minuta vaya a la Cámara de Diputados a su proceso de revisión.

«Les quedan 82 días para legislar», es el marcador que se actualiza cada mañana, dirigido a los legisladores, que están en mora de cumplir con la expedición de un marco jurídico para la cannabis, con lo cual se daría un vuelco a la política de prohibición de la hierba.

Por ello, se dice en el campamento, este es el «primer plantío no clandestino», ya que está prohibido el cultivo, transporte, comercio de la cannabis, a la que se deberá abrir espacio en la ley para su consumo lúdico, entre diversas utilidades.

La causa del Movimiento Cannabico, en su plantón permanente ante el Senado, es que se legisle la libre asociación sin límite de plantas.

Sus colectivos asociados están a favor del cultivo sin fines de lucro y que su uso pueda ser personal y asociado; por el consumo en espacios seguros. Son defensores de la no criminalización y revisan hasta las formas sutiles.

Defienden el trato digno a las personas y que la ley no discrimine, por lo que están e contra de que se disponga la formación de un padrón de consumidores, que no existe, por ejemplo, para el caso del alcohol.

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