El papa Francisco dijo el lunes en Bulgaria que la difícil situación de los inmigrantes y el sufrimiento de los refugiados es “la cruz de la humanidad”, volviendo a tocar durante su visita un tema que ha generado incomodidad en el gobierno búlgaro.

El gobierno de coalición de centroderecha de Bulgaria, que incluye a tres partidos nacionalistas antiinmigrantes, quiere que la Unión Europea cierre sus fronteras externas a los migrantes y establezca centros de refugiados fuera del bloque.

Ha construido una cerca a lo largo de su frontera con Turquía y ha incrementado los controles en el límite con Grecia para tratar de impedir que se repita una afluencia masiva de migrantes que llegó a Europa en 2015 y que avivó el apoyo a los partidos antiinmigración de extrema derecha.

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En su segundo día en Bulgaria, Francisco visitó un centro de refugiados en las afueras de Sofía, donde se reunió con personas que reciben ayuda de una organización benéfica católica.

Hoy en día, el mundo de los migrantes y refugiados es un poco como una cruz, la cruz de la humanidad, una cruz que muchas personas sufren”, dijo el Papa en comentarios improvisados tras escuchar algunas de sus historias y oír a los niños cantar.

El centro, ubicado en un antiguo edificio escolar, ayuda a los migrantes que llegan principalmente de Siria, Afganistán e Irak.

Un trabajador del centro de refugiados dijo al Papa que personas de todas las religiones, incluidos muchos musulmanes, se habían ofrecido voluntariamente para ayudar a los migrantes, en una señal de diálogo interreligioso.

Por la tarde, Francisco regresó a Sofía para una reunión interconfesional “por la paz”, ignorada únicamente por los responsables de la Iglesia ortodoxa búlgara, reticentes al diálogo con el Vaticano.

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