El papa Francisco emprenderá el próximo 24 de julio un viaje de seis días a Canadá para pedir perdón a las poblaciones autóctonas del país, por los abusos cometidos en su contra en escuelas residenciales administradas por la Iglesia durante un siglo.

El pontífice será recibido por las Primeras Naciones (pueblos indígenas locales), metis (mestizos) y por el grupo de aborígenes inuits en Maskwacis, una comunidad no incorporada en el centro de Alberta. El miércoles 27 de julio, se reunirá con el primer ministro, Justin Trudeau, en Quebec, y el viernes tendrá un encuentro con algunos antiguos alumnos de internados antes de volver a Roma.

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Desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990, al menos 150.000 niños indígenas fueron internados en 139 escuelas residenciales en Canadá como parte de una política gubernamental de asimilación forzada. Los alumnos fueron obligados a pasar meses e incluso años aislados de sus familias, idioma y cultura, y muchos fueron abusados ​​física y sexualmente por los directores y maestros. Se estima que miles de menores murieron por enfermedad, desnutrición o negligencia.

“Lamentablemente, en Canadá, muchos cristianos, incluidos algunos miembros de institutos religiosos, han contribuido a las políticas de asimilación cultural que, en el pasado, han dañado gravemente, de diferentes maneras, a las comunidades nativas”, reconoció el domingo el líder católico, tras definir su viaje al país como una “peregrinación penitencial”.

En abril, el papa ya había ofrecido disculpas a las comunidades indígenas canadienses, tras reunirse en el Vaticano con algunos representantes de estos pueblos. Si bien en ese entonces manifestó sentir “dolor y vergüenza” por los abusos cometidos por la Iglesia, luego de escuchar la “historia de sufrimiento, privaciones, trato discriminatorio y diversas formas de abuso”, para los pueblos aborígenes es esencial que las disculpas se ofrezcan directamente en suelo canadiense, una solicitud que ya había hecho con anterioridad el primer ministro del país.

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